El episodio embarazoso que provocó el presidente Luiz Inácio "Lula" da Silva, al preguntar si el delantero de la selección de Brasil, Ronaldo, está gordo el jueves pasado, confirma que casi todos los gobernantes brasileños cuando asumen el rol de técnicos resultan ser buenos hinchas.
KOENIGSTEIN, ALEMANIA
EL UNIVERSAL-AEE
Lula preguntó durante una teleconferencia de prensa al entrenador Carlos Alberto Parreira: "Al final, ¿el 'Fenómeno' (como le dicen a Ronaldo) está gordo o no?" .
Ronaldo, quien no asistió al contacto entre el gobernante en Brasilia y la concentración del equipo en Koenigstein, lo supo por terceros y manifestó: "Así como dicen que estoy gordo, todo el mundo dice que él ("Lula") bebe mucho. Así como es mentira que estoy gordo, debe ser mentira que él bebe mucho".
Tras la polémica que este asunto desató, dio hoy por concluido el malentendido con el presidente brasileño, tras recibir una carta del mandatario el pasado viernes y afirmó que "la carta del presidente fue muy buena y demostró que entendió lo que quise decir", señaló el atacante en su sitio oficial en
internet, "para mí, este capítulo está más que superado".