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Tiempo al tiempo

Gilberto Serna

¿Qué se necesita para que un presidente se siente con comodidad a gobernar? Desde luego en principio un mullido sillón. Además, que el pueblo se dé cuenta que es tiempo suficiente ?que aún no lo es- para sujetar las riendas de la nación. Es también necesario que se vea que quien ejerce la autoridad lo haga con aplomo. Lo importante no es si se consigue o no un objetivo, sino la intención con la que se busca. Es, desde luego, fácil decir que un presidente o gobernador o alcalde no hace lo necesario o que lo que hace está mal hecho. Creo que a cualquiera que no ha estado en ese lugar puede parecerle sencillo. Son muchas las emociones que pueden provocar que el número uno se equivoque. Lo realmente importante es que lo reconozca y actúe en consecuencia. No señor, gobernar desde Los Pinos, no resulta ni fácil ni grato. En ocasiones, en muchas, los acontecimientos nos traen una margarita, a la que hay que ir deshojando lenta o rápidamente, depende de las circunstancias, al tiempo que se musita ?esto, lo hago o no lo hago?. El aprendizaje puede ser lento, desafortunadamente no hay academia que enseñe cómo ser presidente.

En efecto, desgraciadamente el haberse apoltronado en una curul o desempeñarse como funcionario de alto nivel no necesariamente hacen un buen presidente. Casi siempre cuando el individuo llega a su nueva oficina después de una fragorosa campaña, se encuentra con la realidad diciéndose ¿y ahora qué?, ¿qué sigue? Tiene asesores, pero tratándose de política, en la que se atienden fenómenos sociales, no hay una receta única que disponga que debe darse a la nación tal o cual pócima. La farmacopea no contiene indicaciones de cuáles son las mezclas ni cuáles los ingredientes que requiere tal o cual problema; las enfermedades sociales no siempre presentan los mismos síntomas, por lo que encontrar la sustancia medicinal adecuada no siempre es un éxito, a veces hay que agarrar al enfermo sacudirlo frenéticamente, azotarlo contra el piso, arrojarlo por la ventana y abracadabra el asunto está resuelto. En otras, lo aconsejable será ponerle en ayuno con una cataplasma de billetes verdes, dándole un preparado de yerbas olorosas de la madre Matiana y vigilar que la temperatura se mantenga estable. Oí o leí en alguna parte que la política es una cosa tan seria, que no hay que dejársela sólo en manos de los políticos.

Un hombre, si cuenta con una verdadera pasión para ejercer el poder y debo decir, en honor a la verdad, que no es cuestión de querer sino de poder, lo hará lo mejor que su conciencia ?si la tiene- le indique. En estas cuestiones de la política lo recomendable es lo menos prudente y lo prudente, en la mayoría de las veces, no es lo adecuado. La política no se rige por una ciencia exacta. Al contrario, siendo cosa de seres humanos, es cambiante, me atrevería a señalar que como los sismos, es impredecible. En efecto se anuncia con anticipación: ahora sí habrá un movimiento telúrico, pasa el tiempo y nada sucede. De que habrá un temblor tan fuerte que nos pondremos de hinojos pidiendo perdón al Creador, nadie lo duda, lo que no se puede predecir es cuándo ocurrirá. Así es el asunto en que están involucrados el poder y la ambición. Quién, que sea serio y veraz, imaginó que el tercer lugar, con el paso de los meses rebasaría al segundo y al primer lugar, colocándose la corona de vencedor, aun teniendo al lado a su peor enemigo, que por poco derrama la sopa con su necia intromisión.

No puede hacerse un balance de estos primeros días, es muy pronto, apenas se hacen los primeros esfuerzos para echar a andar el desarticulado carromato. Tendremos que esperar, no comer ansias. Es cierto que ha habido varios movimientos, a mi manera de ver las cosas, repitiendo errores del Gobierno anterior. Aún no se borran de la memoria los combates contra el crimen organizado ?la madre de todas las batallas- cuando se concentraban las Fuerzas Armadas una y otra vez para dar la lucha, originando un estrepitoso fracaso, no sabemos aún si a propósito o derivado de la falta de oficio o era un belicismo a la medida, a gusto del cliente. Los esfuerzos por dejar en claro que este Gobierno se manejará con austeridad resultan fallidos cuando se anuncia que se elevará el presupuesto de dependencias que mucho ayudaron a que el actual Gobierno se montaran en la silla. Los compromisos de campaña ponen al descubierto acuerdos, inaceptables para la sociedad, con la dama del gran poder, como telón de fondo. En contrapartida el Gobierno es inflexible, en lo que parece un desquite, reduciendo la partida presupuestal de una institución de educación superior, con el sambenito de que su calidad académica anda por los suelos, aunque cabe decir que al final, queriendo o no, se rectificó. Hay en este lapso, a partir de que ha empezado a trabajar la nueva Administración pública, indicios de que existe un remolino de pasiones.

Es probable que en el futuro se corrijan estos ¿cómo podríamos llamarlos?, ¿mareos?, sí, dicen que la juventud es una enfermedad que se cura con el paso del tiempo. Démosle tiempo al tiempo.

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