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Tiempos de diálogo/Nuestro concepto

Los hechos ocurridos en la siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas (Sicartsa) -donde un desalojo de empleados en huelga terminó con dos trabajadores muertos-, no puede pasar desapercibido para los coahuilenses y particularmente para las autoridades que encabeza el gobernador, Humberto Moreira.

Un desplegado publicado en los principales periódicos del país firmado por la empresa Altos Hornos de México (AHMSA), advierte de la gravedad del problema ya que los lamentables acontecimientos ocurridos en Michoacán, son consecuencia de una serie de desaciertos cometidos tanto por el Sindicato Nacional de los Mineros como por el Gobierno Federal a raíz de la tragedia de Pasta de Conchos.

Desde esa fecha, el Gobierno Federal, particularmente Francisco Javier Salazar, secretario del Trabajo y Previsión Social, inició una cacería de brujas contra Napoleón Gómez Urrutia, desconociéndolo como líder de los mineros, por lo que éste desde su escondite ha movido sus fuerzas para defenderse. La violencia en Sicartsa fue prueba de ello.

Resulta preocupante que en el desplegado de AHMSA se cuestione la capacidad de Francisco Javier Salazar para llevar a cabo un proceso de conciliación. La empresa Altos Hornos de México, ubicada en Monclova, tiene 17 mil trabajadores y sus obreros están agrupados en 18 secciones sindicales que hoy tienen dobles líderes producto de la división causada en el sindicato minero, convirtiéndose así en un caldo de cultivo para que estalle la violencia en Coahuila. El riesgo está latente sobre todo para este Primero de Mayo día que habrá de renovarse la dirigencia sindical en Monclova.

Para José Luis Soberanes Fernández, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CND), el responsable de las muertes y la violencia que ocurrieron el jueves pasado en la siderúrgica Lázaro Cárdenas-Las Truchas, es el Ejecutivo Federal, opinión compartida por Porfirio Muñoz de Ledo.

Este conflicto laboral en tiempos de campañas electorales es una mala señal y la violencia podría ser mayor. Más allá de buscar culpables es tiempo de hacer política y dialogar, de apostarle a la prudencia contra las posiciones extremas, México no merece más acontecimientos de este tipo.

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