?El planeta no se adapta a la vida, al contrario: es la vida la que está influenciada por el medio ambiente y sólo sobreviven los individuos capaces de adaptarse a las condiciones terrestres? nadie puede predecir el sentido que tomará la evolución biológica, pero con toda seguridad estará marcada por los cambios físicos y químicos de la Tierra? M. J. Mediavilla Pérez.
El Universo que tratamos de definir y entender nos deja con muchísimas preguntas sin respuesta. La teoría de su origen, generalmente aceptada, es la del Big Bang (gran explosión) de inmensas cantidades de energía?materia comprimidas a tal punto que estalló por propia compresión.
La temperatura de esta carga se ha calculado en 100 mil millones de grados kelvin y una densidad donde un litro fue igual a 3,800 millones de kilos. Viajando por el espacio perdía temperatura formando partículas desde sencillísimas hasta átomos nucleados y a partir de ellos, por choque, se fueron absorbiendo o repeliendo formando polvo y gas interestelares más o menos densos, pero de enorme cuantía. Estas cantidades y conjunciones crean fuerzas gravitacionales, las que en su girar adquieren mayor densidad, hasta pasar de nubes a cuerpos estelares: Los soles, diferentes en tamaño, pero con altísimas temperaturas.
Atendiendo a la abundancia cósmica de los elementos, es de esperar que el polvo estuviera constituido por: silicio, magnesio, azufre, aluminio, hierro, calcio, sodio, cromo, magnesio, titanio y níquel. El gas interestelar lo estaba por hidrógeno y helio.
Las concentraciones de materia?energía no tuvieron igual distribución, convirtiéndose las mayores en galaxias. El giro de éstas alrededor de su núcleo estelar sujeta los cuerpos más distantes que tratan de escapar. Entre estos cuerpos distantes al centro de su galaxia, está nuestro sistema solar y nuestra Tierra que por estar formadas de materiales de desecho de otras estrellas vino a ser un planeta rocoso, cuya existencia registrada data de 3,800 millones de años en un planeta de 4,600.
Tenemos pues, que la energía se transforma en materia y la materia en energía, según diferencias de temperatura, concentraciones, movimientos, atracción de ciertos elementos por otros, choques entre ellos según cercanía o distancia, presiones, fusión, fisión, etc. Que todo está en movimiento y cambio. Nuestros átomos corporales y los de los objetos que nos rodean son más antiguos que el propio planeta y han debido pertenecer a millones de sistemas distintos; igual les ocurrirá en el futuro.
Se calcula la existencia de agua en el planeta desde hace 3,800 millones de años.
La evolución química ha sido permanente y anterior a la aparición del primer ser vivo, cuya diferencia con otros sistemas es su estructura. En el ser vivo existen cuatro grados de organización: moléculas, macromoléculas, estructuras biológicas que componen las células y asociación de células que forman organismos. Las células tienen una membrana que las limita, protege, permite el paso de ciertas sustancias, seleccionando los materiales que entran o salen de ellas.
Los seres vivos son capaces de automantenerse: usan la energía solar o la química para transformar las moléculas en su propio beneficio mediante procesos enzimáticos.
La tercera propiedad del ser vivo: posee información genética que define su química, morfología y comportamiento biológico la que debe ser capaz de transmitir a su descendencia.
Hay cuatro macromoléculas esenciales para la vida: las grasas, los hidratos de carbono (glucosa, celulosa), funcionan de soporte y reserva nutritiva. Las proteínas que constituyen alrededor de tres cuartas partes del material seco de los seres vivos. Algunas son materiales estructurales, otras actúan como hormonas o como anticuerpos. Las enzimas son también de naturaleza proteica y actúan como catalizadores de todas las reacciones ocurridas dentro del organismo.
A pesar que el equilibrio que permitió la vida y su evolución en el planeta cuenta con unos setecientos millones de años, nada impide que pueda perderse si se alteran los factores que lo permitieron. De ahí la insistencia ecológica de su conservación hasta donde sea posible por lo que a nosotros toca.
Sabemos de los efectos nocivos de los cambios físicos y químicos que estamos produciendo a través de múltiples, repetidas y crecientes intervenciones que al parecer a pocos preocupan. El hombre, como ser vivo ha sido la última estructura diferenciada en aparecer, la que a pesar de su insignificante edad y de su ?inteligencia? está propiciando cambios notables y acelerados sin contar con la capacidad de adaptación que pudiese tener a ellos.