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Hong Kong, Hong Kong.- El gobierno chino aún no ha aprobado la exhibición de la película Memorias de una Geisha en China, cuando sólo faltan dos semanas para su estreno, dijo un ejecutivo cinematográfico ayer.
?Memorias de una Geisha no ha sido rechazada oficialmente, pero es verdad que su estreno tal vez tenga que ser retrasado?, dijo Li Chow, gerente general de Columbia TriStar Film Distributors International y Sony Pictures Entertainment en China.
En un mensaje por correo electrónico, Li dijo que las autoridades chinas todavía tienen que dar su aprobación final a la traducción y doblaje del largometraje producido por Steven Spielberg, cuyo estreno está previsto para el nueve de febrero. ?Estamos esperanzados de que la aprobación será dada, pero en este momento, eso aún no ocurre?, agregó.
El posible retraso surge en medio de especulaciones de que funcionarios chinos están preocupados porque la cinta muestra a actrices chinas interpretando a geishas japonesas, y eso puede desatar una reacción negativa del público.
Muchas personas en China continental aún reprueban las atrocidades cometidas por Japón durante la II Guerra Mundial.
Copias piratas de la cinta ya circulan en China. Tres actrices chinas: Zhang Ziyi, protagónica de El Tigre y el Dragón; Michelle Yeoh, quien actuó en un filme de James Bond y Gong Li de Raise the Red Lantern, tienen papeles en la película.
Ya han surgido protestas airadas en internet contra Zhang, cuyo personaje atiende a un empresario japonés que estuvo con el ejército de ocupación. Las relaciones entre China y Japón se mantienen tensas, principalmente por lo que Japón hizo en China durante la guerra.
De acuerdo con los historiadores el ejército japonés mató a unas 150 mil personas durante su ocupación de la ciudad de Nanking de 1937 a1938. Pero historiadores chinos dicen que la cifra pudo haber ascendido a 300 mil. Muchos chinos consideran que Japón no ha hecho lo suficiente por expiar sus culpas.
En abril del 2005 hubo protestas en China, a raíz de libros de texto japoneses que supuestamente minimizaban los horrores cometidos por Tokio. Manifestantes atacaron tiendas con algún vínculo con Japón y rompieron vidrios en sedes diplomáticas japonesas.