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SAO PAULO, BRASIL.- Bandas criminales disminuyeron sus ataques ayer miércoles, pero el impacto político de la violencia se dejó sentir en la campaña electoral para los comicios de octubre.
La más reciente ola de ataques en Sao Paulo, disminuyó, aunque las autoridades informaron que hubo incidentes el martes en la noche y la madrugada de ayer miércoles, con delincuentes lanzando bombas de fabricación casera sobre estaciones policiales, oficinas bancarias y hubo también quema de autobuses.
Desde el inicio de la ola de violencia el lunes la Policía ha matado a seis sospechosos en Sao Paulo.
El presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó en la jornada que las autoridades deberían reconocer que el sistema penitenciario en Sao Paulo colapsó. Las autoridades de seguridad y penitenciarias de Sao Paulo ?podrían, por lo menos, quitarle los teléfonos celulares a los presos?, dijo Lula en una entrevista con la emisora Radio Capital.
?Hay tanta gente en libertad que no tiene celular. ¿Por qué un preso tiene que tener un teléfono celular??, se preguntó el mandatario refiriéndose a que desde esos aparatos, que entran de contrabando a las cárceles, se darían las órdenes para realizar los ataques.
?La población de Sao Paulo no merece lo que está sucediendo?, agregó. La violencia, dijeron analistas, golpeó al aspirante presidencial, el socialdemócrata Geraldo Alckmin, cuyo Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), el más grande de Oposición, tuvo en sus manos por 12 años la gobernación del estado.
Alckmin, quien fue vicegobernador y gobernador de la ciudad de Sao Paulo desde 1994 hasta abril cuando renunció para postular su candidatura presidencial, vio caer su posición en las encuestas.
Un reciente sondeo de la encuestadora Datafolha, con un margen de error de dos puntos porcentuales, reveló que el apoyo a Alckmin cayó en agosto a 24 por ciento del 28 por ciento que tenía en julio.
El rival del ex gobernador, el presidente Lula, en cambio vio fortalecer su posición y pasó de 44 por ciento en julio a 47 por ciento en agosto, según Datafolha que entrevistó a seis mil 696 personas en 306 ciudades del país ocho de agosto.
?Creo que ya se ve el impacto de la violencia sobre Alckmin?, dijo Alexandre Barros, consultor de la firma Early Warning. El candidato ha tratado de esquivar el tema asegurando que fue algo que heredó ?pero su partido ha estado en el Gobierno de Sao Paulo por 12 años, así que no suena real para el votante?, agregó Alexandre Barros.
Lula ha ofrecido desde mayo enviar tropas militares a Sao Paulo, cuya gobernación quedó tras la salida de Alckmin en manos de sus aliados electorales del derechista Partido del Frente Liberal (PFL). El Gobierno de Sao Paulo ha rechazado la ayuda.