Tormenta en Parras se cobra tres vidas, destruye 120 casas y deja decenas de damnificados.
PARRAS DE LA FUENTE, COAH.- Al amanecer, los rayos del Sol clarificaron la magnitud del desastre. El escenario catastrófico de docenas de casas destruidas por la riada feroz, ante el desbordamiento del arroyo ?Ojo de Agua?, apareció con dureza cuadra tras cuadra en una de las zonas habitacionales más pobladas de Parras de la Fuente, municipio mágico. Las autoridades reportaron que la tormenta sobre la sierra de Paila dejó como saldo tres personas muertas, 120 casas destruidas, decenas de damnificados, enormes inundaciones en la zona céntrica y daños materiales incuantificables en este municipio de Coahuila. Dos de los fallecidos son niños que jugaban en el campo y murieron a causa de un rayo que cayó en los límites entre General Cepeda y Parras. ?Sí, afortunadamente no hubo muchas víctimas, pero ahora cómo le vamos a hacer con todo este problema? Todo lo que teníamos se nos fue, se lo llevó la corriente?, lamenta, desesperada, la señora Consuelo, quien se da tiempo en la charla para apresurar a sus dos hijos con el desazolve de la vivienda color verde olivo, con techo y paredes de tres metros de alto, como muchas de las que hay en esta localidad. Patrimonio de la Humanidad decretado por la UNESCO, considerado como Pueblo Mágico por el Gobierno Federal debido a su arraigo histórico y belleza colonial, Parras de la Fuente es un municipio confrontado por la desesperanza, la impotencia y la incredulidad de sus pobladores, quienes no terminan por dar cuenta del desastre que apareció imponente la tarde del jueves. ?Es que si sabían que estaba lloviendo en la sierra, ¿por qué no nos avisaron con tiempo?, al menos hubiéramos podido sacar nuestras pertenencias, las más importantes, los papeles, por ejemplo?, denuncia con tono de voz suave una joven que acudió a una sala pública de Internet para poner un correo electrónico a familiares radicados en Monterrey, donde les informa que, salvo los daños en su casa de la colonia Hacienda del Rosario, sus padres y hermanos están sanos y a salvo. Este miércoles, los bomberos, socorristas, elementos de Protección Civil, policías y soldados del Ejército Mexicano se han avocado desde el recuento de los daños con el levantamiento de un censo, hasta el retiro de miles de litros de agua y toneladas de lodo de las viviendas. Sin embargo, las autoridades siguen buscando a un joven de 17 años de edad reportado como desaparecido minutos después de que el arroyo se desbordó y la avenida, que alcanzó hasta dos metros de altura, corrió furiosa por las calles de 13 colonias. Desde la noche del jueves el gobernador Humberto Moreira Valdés, ha permanecido en la zona cero. ?La etapa de crisis ya la superamos. Se instalaron tres albergues a donde trasladamos a los damnificados, pero ahora estamos trabajando en lo que sigue, que es el cómo restituirle a la gente sus bienes patrimoniales, porque muchos de ellos lo perdieron todo?. ?El panadero del pueblo se quedó sin panadería y entonces tenemos que buscar cómo le solucionamos el problema, porque aunque para muchos pueda parecer un asunto pequeño, para él es el problema de su vida, se quedó sin patrimonio y sin su única opción de sustento y como ése hay muchos otros casos?, siguió. De entrada, dice que su Gobierno cuenta con 40 millones de pesos dentro de un fondo para desastres, pero también aclara que de esa cantidad a lo mucho queda la mitad. ?El resto lo utilizamos en la contingencia por lo de Pasta de Conchos, pero de todas formas lo que tenemos nos sirve para empezar a trabajar?. Ayer, un ejército de hombres y mujeres vestidos con overol celeste se desplegó en la zona afectada, pero también arroyo arriba a fin de conocer las causas del desbordamiento. Son los enviados de la Comisión Nacional del Agua, que encabezó el delegado de la dependencia en Coahuila, Sergio Robles Garza, quien ofrece su diagnóstico sobre los hechos: ?Lo que creemos hasta ahora es que en realidad el desbordamiento del arroyo no ocurrió por un elevado volumen de agua, porque de hecho en la sierra no llovió mucho, fueron algo así como cuatro pulgadas que se encuentran dentro del margen del gasto del afluente. ?Nosotros creemos que el problema vino por lo reducido de los arcos de un acueducto que se construyó hace cientos de años y si a eso le sumamos que la corriente arrastró algunos sólidos, pues entonces se formó un dique que el mismo peso del agua se encargó de romper y fue entonces cuando el agua se desbordó del cauce?. Por la mañana los damnificados trataban de recuperar algunas pertenencias y de limpiar sus viviendas en medio del lodo y el agua producto de la devastación, pero también tenían que sumergir sus zapatos en un líquido color turquesa que escurría desde las instalaciones, también destruidas, de la planta de mezclilla ?La Estrella?. -La gente está preocupada por el derrame de químicos. ¿Ya evaluaron esto?, ¿de qué se trata?-, se le preguntó al director de Protección Civil en Coahuila. ?Sí, pero no es una situación de riesgo, porque básicamente se trata de algunas pinturas, pero nada que ponga en riesgo a la población o a quienes trabajan en apoyo de la gente?, respondió el funcionario. Pasan las horas y el calor aumenta cuando se juntan los rayos del Sol con la humedad. José Luis, un pequeño de siete años de edad que tiene puesto un cubrebocas desechable, trabaja con empeño en retirar los bloques de concreto destruidos, la basura, el lodo y el agua que invadieron su vivienda. Tiene la idea de que cuando la casa esté limpia dejará el albergue temporal y regresará a ella junto a sus padres, pero quizá no sabe que eso no será tan fácil ni tan rápido, pues debido a la ferocidad de la corriente las paredes de la vivienda quedaron endebles y las autoridades ya piensan en que será necesario derrumbarla. Lo peor del caso es que José Luis y su familia no serán la excepción, pues decenas de casas de otros parrenses también se encuentran en malas condiciones y, al menos por ahora, están consideradas como inhabitables. A la luz del día, las consecuencias del desastre lucen más crudas y agresivas.