Mientras Oaxaca es una tierra sin Ley, el presidente Vicente Fox está más preocupado en entregar el poder e irse a descansar. Obviamente no sin antes realizar una ?gira de despedida?, donde no se cansa de declarar que el ?país está muy bien?.
A pocos meses que deje el poder, Vicente Fox simplemente ha cerrado los ojos a conflictos que durante 2006 han acaparado los titulares de los periódicos. Además de Oaxaca está el conflicto minero, así como una tremenda polarización como saldo de un conflicto post electoral que aún no termina. Punto aparte merece el crecimiento del narcotráfico, las ejecuciones a lo largo y ancho del país están a la orden del día.
El cerrar los ojos a la realidad fue una de las principales características del sexenio que termina. Nunca se reconocieron problemas, tampoco se buscó solucionarlos. Fox fue un presidente cuyas decisiones las tomaba de acuerdo al impacto mediático que pudieran generar.
Vicente Fox fue el hombre que logró sacar al PRI de Los Pinos, llegó con un bono democrático envidiable que, debido a sus acciones, fue poco a poco derrochando. Al grado de, según el Tribunal Electoral, poner en riesgo la elección presidencial.
Los logros en macroeconomía ahí están, el país goza de estabilidad, sin embargo, el ejercicio de la política en el país atraviesa una severa crisis. Son muchos los focos rojos que Fox heredará al presidente electo, Felipe Calderón, focos que bien el Gobierno Federal puede intentar apagar antes que el sexenio termine.
