COPA MUNDIAL FIFA ALEMANIA 2006.
EL SIGLO DE TORREÓN
Durante 90 minutos, La Laguna contuvo la respiración
Toda la ciudad gritó los goles. En restaurantes, casas, negocios y hasta puestos ambulantes, las televisiones mostraban una sola imagen, los radios soltaban una sola narración.
En 90 minutos, Omar Bravo y Zinha fueron los nombres más coreados, más recordados, más alabados. La espera de cuatro años se desfogó en punto de las 11 de la mañana.
Los choferes del transporte público, que no suspendieron el servicio, se vieron en calles vacías. La circulación vehicular en las calles fue mínima. Sólo algunos taxistas, con la esperanza de ganar algo de dinero, trabajaron los 90 minutos del partido, pero encontraron pocos clientes.
Los estacionamientos de los centros comerciales lucieron prácticamente vacíos en comparación con otros domingos, mientras que los vendedores ambulantes no tuvieron quién les comprara sus discos compactos ?pirata? por casi dos horas.
Casi vacíos el bosque Venustiano Carranza o la alameda Zaragoza. Cuando a las 11:30 de la mañana de un domingo es común ver a familias pasear o hacer ejercicio, ayer a esa hora, cuando Omar Bravo le metía el primer gol a Irán, el movimiento de miles en la ciudad fue pegar un brinco y soltar un grito.
Pero en los restaurantes, los aficionados ya traía la cerveza en mano. Pobre del restaurantero que no haya puesto una televisión.
Neil Isais Juárez, gerente del Chihua?s, frente a la Alameda, dijo que el servicio aumentó hasta en un 80 por ciento en comparación con otros domingos. ?La gente está muy entusiasmada. Tuvimos bastante gente, será porque nosotros ofrecemos desayunos desde las ocho de la mañana, en otros días la gente nos llega o muy temprano o muy tarde, pero hoy (ayer) acudieron todos a la hora del juego?, dijo.
?La gente está muy metida con la selección, incluso más que en el Mundial pasado. La verdad es que nos fue muy bien. Es una ventaja para nosotros porque desde hace 13 años ofrecemos desayunos y como la gente lo sabe, pues decidió venir a ver el partido aquí?.
En Casa Alameda, la dueña Sara Zorrilla, dijo que tuvo un aumento de 20 por ciento en la clientela.
En Gómez Palacio se repitió la escena. El transporte público disminuyó sus corridas y la mayor parte de la población prefirió quedarse en casa a ver el partido, pero en sus casas, pues bares y restaurantes lucieron prácticamente vacíos.
Martín Escalera Ramírez, quien desde los 14 años se dedica a bolear zapatos, no se quiso perder la oportunidad de ver el encuentro de México contra Irán, pero tampoco descuidar su chamba, así que decidió llevarse una televisión para estar pendiente del desempeño de la representación mexicana en Alemania.
Cuando se escuchaba el Himno Nacional desde Nuremberg, Martín Escalera manifestó su confianza en el triunfo de la selección de México. Advirtió: ?Si todos pensamos positivamente, todos fuéramos triunfadores, o sea, no pensar en que somos perdedores porque simplemente el hecho de decirlo que no puedo, allí te estás siendo perdedor?.
Una vez iniciado el partido, las calles de la ciudad se despejaron, mientras que las rutas suburbanas disminuyeron sus corridas, pues algunos de los choferes prefirieron observar el encuentro deportivo, reconoció Rigoberto Triana Mata, conductor de los llamados camiones ?rojos? y quien prefirió trabajar este día.
Para la 1 de la tarde, ya con el triunfo en la bolsa y la honra nacional asegurada, la ciudad soltó la respiración y volvió la normalidad.
