EL UNIVERSAL
MÉXICO, D.F.- Un grupo de investigadores españoles demostró que en Titán no sólo llueve de forma tranquila, sino que se producen intensísimas tormentas, con base en datos de la sonda Huygens, de la Agencia Europea del Espacio (ESA, por sus siglas en inglés), que aterrizó hace 18 meses en la principal luna de Saturno.
La lluvia no parece ser un fenómeno muy frecuente en el Sistema Solar. De hecho, los científicos sólo saben de dos lugares donde llueva, en todo el Sistema: la Tierra, por supuesto, y la luna Titán, la mayor luna del planeta Saturno.
Estos investigadores postulan que han sido estas tormentas las causantes de parte de la orografía de la luna de Saturno, muy parecida a la Tierra, y donde se pueden observar cauces secos de río y regiones similares a lagos.
Titán empezó a atraer especialmente a los científicos cuando se descubrió que en su atmósfera debían de tener lugar múltiples reacciones químicas que generaban compuestos ricos en carbono, una situación probablemente similar a la que se daba en la Tierra antes de que apareciera la vida.
Sin embargo, la superficie de Titán quedaba del todo oculta a los telescopios, debido a la densa y opaca atmósfera. Hubo que esperar a la sonda Huygens de la ESA para contemplar el paisaje de Titán, que resultó también muy parecido al terrestre, con ríos y lagos.
Existe no obstante una diferencia fundamental: En la Tierra es el agua el fluido que erosiona el terreno. En Titán, donde la temperatura superficial es de 179 grados Centígrados bajo cero, el líquido que dibuja el paisaje es el metano (que a temperatura ambiente en la Tierra es un gas).
En un artículo publicado en la revista científica "Nature" el 27 de julio de 2006, el investigador Tetsuya Tokano, de la Universidad de Colonia, Alemania, ha estudiado el comportamiento del metano en la atmósfera y la superficie de Titán, y sus efectos sobre el clima y la geología.
Según sus conclusiones, en Titán se forman varias capas delgadas de nubes, las más altas de hielo de metano y las más bajas de metano y nitrógeno líquido. Es esta última capa la que genera una llovizna prácticamente constante.
Como escribe Caitlin A. Griffith, de la Universidad de Arizona, en un comentario en Nature, la fina lluvia predicha por Tokano "casa bien con el tipo de suelo húmedo observado por Huygens cuando aterrizó", un suelo con una consistencia "de queso", según han descrito algunos paleontólogos.
"Pero esta lluvia es demasiado leve como para crear la erosión fluvial que cruza la dura superficie de Huygens", prosigue Griffith.
Lo que sí explica ese relieve es el trabajo de Ricardo Hueso y Agustín Sánchez Lavega, de la Universidad del País Vasco. Estos investigadores han desarrollado modelos que explican con gran detalle la formación de nubes en Titán.
Según sus resultados, lo que iniciaría la formación de nubes altas y de carácter tormentoso, en las condiciones de humedad de metano adecuadas serían las pequeñas perturbaciones de temperatura, quizás de sólo medio grado, y pequeñas corrientes verticales ascendentes de hasta 1 metro por segundo, producto de la circulación general.
Estos modelos predicen también, inesperadamente, lluvias torrenciales equivalentes a las más intensas tormentas en la Tierra.
Tras estos resultados surge una imagen general de la meteorología de Titán en la cual las tormentas podrían originarse en diferentes épocas del año.
Las lluvias formarían ríos, valles y lagos. Pero ese fluido se evaporaría durante la estación seca, de forma que el metano quedaría depositado en la atmósfera en forma de gas. La atmósfera de Titán posee tanto metano en forma de vapor como para formar, si precipitara, un océano de cuatro metros de profundidad que cubriese todo este satélite.