En un hecho inédito los perredistas acabaron con el protocolo al impedir que Vicente Fox leyera su último Informe de Gobierno. Las acciones del Sol Azteca tendrán como consecuencia un alto costo político; y es que cuando el PRD se radicaliza, el electorado deja de apoyarlos en las urnas.
La ?justificación? que han esbozado los legisladores del PRD carecen de sustento, sobre todo después que el Tribunal Federal Electoral dictaminará que no se encontraron pruebas en que el dos de julio se hubiera cometido un fraude electoral.
Es cierto, Vicente Fox nunca se ha comportado como jefe de Estado y su intromisión en el proceso electoral fue constante, este hecho habrá de evaluarlo el Tribunal para dar su calificación a las elecciones. El proceso electoral no ha terminado, pero por desgracia el PRD ha llevado su batalla al mismo tiempo por la vía legal y de descalificación a las instituciones, lo que sin duda afecta la credibilidad de su lucha.
En lo particular, el gran perdedor de los hechos ocurridos en San Lázaro es el PRD, pero en lo general los partidos y el Gobierno Federal deben asumir su papel y aceptar el fracaso de la política en este sexenio que termina. Los acuerdos fueron nulos y en contraparte la polarización se acrecentó.
Sólo el diálogo y el respeto a las instituciones pueden ser las vías legítimas para dirimir las diferencias. El uso de la fuerza, los discursos incendiarios poco aportan a la vida política del país. A dos meses de las elecciones ya es tiempo que los políticos asuman su papel, desempeñen con honorabilidad el mandato que les ha depositado el pueblo y sobre todo, trabajen por México, no por intereses particulares y partidistas.
