EL UNIVERSAL-AEE
MÉXICO, DF.- Sabores, aromas, colores y mucha espiritualidad son la característica del Día de la Candelaria, culminación de las fiesta navideñas.
Para la cultura mexicana, la tradición de presentar al Niño Dios ante la iglesia vestido con traje nuevo continúa arraigada y vigente, sin embargo, se ha distorsionado con el paso del tiempo, comenta José Antonio Urdapilleta, cronista de la Ciudad de México.
?Del nacimiento de Jesús del 25 de diciembre al dos de febrero transcurren 40 días, la cuarentena que la Virgen María pasó para volver a la vida pública y el primer acto que hace es la presentación del Niño Dios al templo?.
En esta presentación, el Niño Dios debe ir acompañado de sus padrinos, los cuales son las personas que el seis de enero al partir la Rosca de Reyes encontraron al muñequito.
?La falta de este compromiso se ha modificado y ahora la gente ya no piensa en ser padrinos sino en pagar los tamales. Se ha olvidado por completo el aspecto religioso y social, y la atención ya sólo la ocupa pagar los tamales?.