Resulta muy cuestionable la maniquea actitud de algunos reporteros que sólo hacen eco aquellos señalamientos que formula Andrés Manuel López Obrador, pero que silencian los silencios del propio personaje en aquellas materias que a él le resultan incómodas, y que en sus tiempos de las madrugadoras ruedas de prensa en el Gobierno del Distrito Federal, evadía con la simplona frase de “lo que digan mis deditos”, cuando quería evitar una pregunta comprometedora, a lo cual diariamente los reporteros reían como si fuera la más novedosa de las respuestas graciosas y más recientemente las evade o bien con el beisbolero término de las “bateo” o inclusive con aquella otra abierta burla para los informadores, al decir: “Tu pregunta me aburre y por ello no la contesto”.
A Carlos Castillo Peraza en su campaña en pos del Gobierno del DF, por mucho menos de eso los reporteros le hicieron la “Ley del hielo”.
Pero para no caer en esa maniquea actitud comunicacional, refiramos algunos de los hechos más recientes: Muy temprano en la mañana del día del debate entre los candidatos a la Presidencia, la señora Cecilia Gurza, esposa del empresario detenido Carlos Ahumada, quien había prometido ofrecer ese día una conferencia de prensa, sufrió un atentado, cuyo saldo final fueron diez impactos de bala en la camioneta y el tremendo susto para los ocupantes de la misma: la señora de Ahumada y sus hijos.
La intimidación surtió efecto: la esposa de Ahumada decidió no presentarse ante los informadores. Por su parte la Procuraduría capitalina no ha dado con los presuntos responsables y apenas ocurridos los hechos ya había descalificado la versión soltando el bulo del “autoatentado”.
Además, la camioneta, cuando era trasladada a la PGJDF, se “zafó” de la grúa y chocó, lo que le hizo perder valor pericial. En la noche del debate, López Obrador presentó de último minuto, una acusación contra un cuñado de Calderón, diciendo que había ganado dos mil 500 millones de pesos y no pagaba impuestos.
A partir de ese momento no ha podido comprobar los hechos pero ha seguido repitiendo su aseveración aun a pesar de que su Diego Zavala ha podido demostrar que la empresa involucrada, una consultora y operadora de sistemas de informática: Hildebrando, en la que participa como accionista el hermano de Margarita Zavala, junto a otros empresarios, tiene 20 años de antigüedad, es de las más calificadas en el sector y desde antes de la Administración de Fox ya tenía contratos con algunas empresas públicas, como Pemex, Liconsa, la Secretaría de Hacienda y luego con el propio Gobierno del DF. Demostró que la mayor parte de su operación es con empresas privadas y que durante el periodo de Calderón en la secretaría de Energía no obtuvo ningún contrato de esa dependencia.
Los papeles que mostró López Obrador son copias que no justifican las cifras manejadas por el candidato perredista, quien dos días después envió a tres de sus más allegados con enormes cajas de cartón, cargadas incluso en un diablito para impresionar a todos, pero cuando el notario público exigió que fueran abiertas para demostrar su contenido se vio que contenían unos cuantos folders con la información ya exhibida, que de ninguna manera corrobora la aseveración de López Obrador, manteniendo sin embargo, el interés de los medios en el tema Hidebrando y evadiendo todas las acusaciones vertidas en contra de Andrés Manuel, las cuales han vuelto a ser “bateadas” por quien se autodefine como el candidato de la “Honestidad Valiente” (con perdón).