Resaltan analistas que los demócratas no tiene una postura definida sobre la reforma migratoria.
EFE
Washington.- Los demócratas se presentan como adalides de los hispanos en los comicios de este martes en EU, pero su posible triunfo no significará una pronta reforma migratoria o el fin del proyecto de construcción de un muro en la frontera, según los expertos.
Líderes del partido como Nancy Pelosi en la Cámara de Representantes y Harry Reid en el Senado han insistido en que su partido está a favor de la regularización de los 12 millones de trabajadores clandestinos que viven en EU, la mayoría de los cuales son latinoamericanos.
"No tenemos miedo de abordar la reforma migratoria integral", dijo Reid. "Tenemos que ofrecer una vía hacia la legalización", afirmó, por su parte, Pelosi.
Sin embargo, estas declaraciones ocultan una gran división en el partido respecto al asunto, que se ha puesto de manifiesto en los propios votos de sus legisladores.
En la Cámara de Representantes, 64 demócratas, aproximadamente un tercio de la bancada, respaldaron en septiembre pasado la Ley que autorizó levantar un doble muro de 1,226 kilómetros de longitud en la frontera con México.
En el Senado, fueron 26 demócratas los que la apoyaron, mientras que sólo 17 de sus correligionarios votaron en contra.
La construcción de esa barrera es una de las medidas promovidas por un sector del partido republicano que no quiere ni oír de hablar del programa de trabajadores temporales que promueve el presidente de EU, George W. Bush.
Sus ideas también son compartidas por algunos demócratas si se tiene en cuenta que 36 legisladores de la Cámara Baja de ese Partido Demócrata apoyaron en diciembre del 2005 el proyecto de ley más duro contra la inmigración que haya pasado por el Congreso en varias décadas, del cual salió la idea del muro.
Esos votos demuestran que la postura sobre la inmigración no se divide limpiamente por línea de partido.
Al fin y al cabo, la última amnistía a los indocumentados se produjo durante la presidencia del republicano Ronald Reagan, mientras que durante el mandato del demócrata Bill Clinton se reforzó la vigilancia en las ciudades fronterizas, lo que impulsó a los extranjeros a arriesgar su vida al cruzar por los desiertos.
En este contexto, no es una sorpresa, según los expertos, que en el programa electoral de los demócratas para estas elecciones, que titularon un "Nuevo rumbo para Estados Unidos", la reforma migratoria no haya figurado entre sus prioridades.
"Creo que los demócratas no tienen una postura clara sobre inmigración", señaló Andrew Selee, director del Instituto sobre México del Centro Woodrow Wilson.
James Ferrer, director del departamento de América Latina de la Escuela Elliott de Estudios Internacionales, tampoco ve una victoria demócrata en los comicios, como auguran las encuestas, como un sinónimo de reforma migratoria.
"El país aún no está listo para dar una respuesta suficiente a esta cuestión. El debate puede tal vez iniciarse, no quiero decir que la reforma se pueda hacer", dijo.
Aunque los analistas coinciden en que la inmigración no será prioridad para un Congreso con mayor peso demócrata, también creen que una victoria de ese partido sería la única forma de que eventualmente haya algún tipo de reforma que no consista simplemente en dedicar más dinero a blindar la frontera con México.
Popularidad
La popularidad del presidente George W. Bush sigue en mínimos históricos, en torno al 35 por ciento, mientras el 41 por ciento de los votantes señalan que su descontento con el mandatario influirá en su voto este martes.
Según un sondeo de CNN elaborada por Opinion Research Corp, el 61 por ciento de los encuestados señalaron que desaprueban la forma en que Bush dirige el gobierno, llevando su nivel de popularidad dos puntos por debajo respecto a la misma encuesta de hace una semana.
El 41 por ciento de los entrevistados dijo que esto se reflejará en las urnas, y el 42 por ciento señaló que su opinión sobre Bush no influirá en su voto en las elecciones legislativas intermedias, que renovarán toda la Cámara de Representantes y un tercio del Senado.