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Última llamada

Federico Reyes Heroles

“El futuro está oculto detrás de los hombres que lo hacen”.

Anatole France

Ford anuncia que cerrará 14 plantas, la contracción de sus ventas y la apertura de nuevas latitudes para producir son las causas. México está en la lista de cierres. Eastman Kodak recortará 25 mil puestos de trabajo. Los competidores aprietan. China triplica su superávit comercial, penetra velozmente los EU. Sus productos desplazan a los de varios países. México incluido. La inversión extranjera directa (IED) total creció 29 por ciento durante 2005. México es, todavía, líder de América Latina, pero en términos reales frente al mundo se rezagó dramáticamente. Los flujos se redujeron cuatro por ciento lo cual implica caminar para atrás. El ser líder latinoamericano es una victoria pírrica. ¿Hacia dónde fueron los dineros que antes venían a México? China, India, Rusia, pero también Polonia, República Checa o Brasil. Detrás de la trama de estabilidad y progreso, México se encamina a una crisis.

Siempre es difícil como nación verse en el espejo. Por fortuna hay otros que nos miran con rigor. “Pareciera que para México es la ultima llamada” lanzó desde Davos Laura Tyson, quien fuera la jefa de asesores económicos de William Clinton y actual decana de la London Business School, “China, India, Rusia y Brasil, con todos sus problemas, avanzan”, dijo la académica. “México da la impresión de estar conforme con ser espectador”. Marc Tuotai, estratega financiero internacional, fue menos cortés: “El tren de la modernización está pasando ahora y los mexicanos no quieren darse cuenta que el tren quizá no vuelva a parar en décadas... El costo de quedarse atrás puede ser muy alto, es la diferencia entre mejor... calidad de vida para millones o profundizar los problemas sociales”. Así, mientras aquí nos entretenemos con los dimes y diretes de los candidatos, desde fuera ven el dilema de México con toda claridad: o acelera su proceso de modernización económica y política o pronto el mundo le estará diciendo adiós a los mexicanos. El país que hace una década estaba en boca de todo inversionista en pocos años podría pasar a ser irrelevante. Suena dramático, lo es.

En este nuevo mundo nada está garantizado para nadie. Si EU no mantiene el ritmo de crecimiento de su productividad, en un cuarto de siglo, que es muy poco tiempo, el tamaño de su economía podría estar al parejo con el monstruo chino. Los aprietos de Ford, General Motors o Kodak son algo más que un símbolo. Si la Unión Europea no soluciona sus problemas laborales, de pensiones, de productividad, poblacionales, monetarios y jurídicos, en poco tiempo será desplazada como bloque económico y ocupará un lugar después de EU, China y la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático; Indonesia, Malasia, Filipinas, Singapur y Tailandia entre otros, que podrían conformar el área económica más extensa a partir de 2010, por arriba del TLC norteamericano.

Nadie tiene nada garantizado y muestra de ello es la señal de alerta lanzada por Juan Somavía, director general de la Organización Internacional del Trabajo, el mundo se encamina dijo, a una “crisis de empleo sin precedentes”. Las cifras globales son aterradoras. Pese al fuerte crecimiento económico de los últimos años, pese a que en las últimas dos décadas la disminución de la pobreza extrema abraza a alrededor de 300 millones de seres humanos, pese a todo, la creación de empleos va a la zaga. “Será necesario crear cerca de 40 millones de trabajos cada año en la próxima década -sentenció Somavía- sólo para satisfacer la demanda del número creciente de trabajadores...”. Cuarenta millones de empleos anuales para mantener la realidad de que la mitad de todos los trabajadores del mundo (alrededor de mil 400 millones) viva con menos de dos dólares por día. El desempleo crece a tasas agobiantes y hoy afecta a poco más de 190 millones de personas que igual se encuentran en las fabelas brasileñas que en las calles de Calcuta o alrededor de París. El desempleo en países desarrollados es un dolor de cabeza. Como agravante habría que incluir que la mitad de los desempleados son jóvenes entre 15 y 24 años.

Según la OIT alrededor de mil millones de trabajadores de los países emergentes se han sumando al mercado laboral global. El impacto ha sido tan sorprendente como repleto de desequilibrios. El aumento del consumo global sólo es explicable por la disminución en los precios de muchos productos antes inalcanzables para cientos de millones. Esa baja en los precios es resultado, es cierto, de nuevas tecnologías pero también de mano de obra barata. Sin embargo la productividad de las naciones, a la larga, no puede sustentarse en esa mano de obra barata sino en la capacitada. Los ganadores están anunciados: son aquellas naciones que ya se están capacitando masivamente para el futuro. Las nuevas tecnologías también tienen impactos no deseados. La Red polariza a las sociedades: quienes tienen acceso ascienden como cohetes, quienes carecen de ella se hunden. A nuevos retos nuevas respuestas ¿quién está a la altura?

¿Y México? Encantado con su mediocre crecimiento, vanagloriándose de lo que sólo es el primer peldaño, -la estabilidad macroeconómica- ufanándose de logros que son el acumulado de varias décadas. México ha perdido sentido de urgencia, ha perdido tensión en sus verdaderas acciones de futuro que siempre son relegadas frente a lo intrascendente. Sin óptica de nación, de conjunto, ha sido incapaz de crear áreas de acuerdo en las cuáles predomine el sentido común y no las fanfarronadas ideológicas. ¿Y México? Tranquilo, muy entretenido, sin atender a la última llamada.

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