El gobernador de Coahuila, Humberto Moreira, cumplirá un año en el cargo el próximo viernes. Como cualquier balance, hay notas positivas y negativas que permiten reforzar lo que da resultados y corregir el rumbo en lo que no ha funcionado.
El enfoque social que ha dado Moreira a su administración es sin duda atinado. No hay manera de que el estado se desarrolle si no se ecualiza primero el nivel de vida de sus habitantes de modo que se reduzca la brecha que hay en riqueza, calidad de vida, desarrollo humano, educación, salud o infraestructura en las diversas regiones del estado.
Este énfasis, que ha llevado inversión pública a lugares de Coahuila que hace años no veían una nueva carretera o una nueva escuela, es loable.
Pero el claroscuro de este enfoque es una falta de visión sobre el lugar que se quiere para el estado en el futuro. Ante el crecimiento de la población y los constantes cambios en las actividades productivas del país, no se ve todavía un discurso de parte del gobernador sobre la situación o el perfil del estado en las próximas décadas.
El rubro de infraestructura, sobre todo lo que vemos en La Laguna, es un indicador de esta falta de visión. Hace una década que el estado no arranca un nuevo parque industrial en la región. El aumento de la población de Torreón demanda la construcción de más obra pública que, a pesar de haber sido anunciada a principios de año, aún no inicia. La falta de coordinación con el Municipio, el anuncio de proyectos sin una planeación sólida (el Nudo Mixteco es ya un caso clásico), se han convertido en síntoma de una carencia de planes para la ciudad y la región en su conjunto.
El estilo desenfadado del gobernador ha dado lugar a múltiples anécdotas y, en algunos momentos, es un matiz diferente al tono solemne de antaño. Pero su tendencia a declarar sobre cualquier cosa fue también la semilla de una de las mayores confrontaciones que ha tenido el estado con el Gobierno Federal, lo cual no puede traer nada bueno.
Esperamos que el gobernador Moreira prepare ya un balance de su primer año y que para su segundo pueda articular una visión de lo que quiere para el estado y, en concreto, para la Región Lagunera.