Deben estar felices los mexicanos porque en esta Semana Santa habrá una nueva tregua en las campañas políticas. Siete días sin candidatos y sin PAN, PRI y PRD, es un excelente motivo para descansar sin sobresaltos.
Será además momento oportuno para reflexionar sobre la muerte de Jesucristo y su posterior resurrección, sin duda la celebración más importante para los católicos precisamente porque es cuando se renueva la fe en Dios.
Es tiempo también que aprovechan los enemigos de la religión para crear confusión y para desviar la atención de estas fechas hacia asuntos banales y frívolos.
Por lo mismo no es coincidencia que a unos días de las celebraciones religiosas se difundiera la versión de un supuesto Evangelio del apóstol Judas Iscariote en donde se niega que haya traicionado y entregado a Jesucristo por 30 monedas.
Apenas publicada la información por la revista Nacional Geographic, la Iglesia Católica calificó de “falsas, apócrifas y ridículas” estas revelaciones que manifiestan que Jesús de Nazaret pidió a Judas Iscariote que lo entregara a sus enemigos.
Este incidente levantó airadas reacciones en los sectores cristianos, sin embargo, en otros medios fue aprovechado para invitar a ver de nueva cuenta la película La Pasión que dirigió Mel Gibson, cuyo guión y producción cuentan con la amplia aprobación de la Iglesia.
Pero para quienes se dicen analistas como el autor de este artículo, esta semana resulta muy difícil ante la drástica reducción de las actividades políticas y económicas. Hasta los precios del dólar, petróleo y oro se quedan congelados , tal como si no hubiera clientes preocupados por vender y comprar.
Con todo y todo el tema dominante en México y sus fronteras cercanas se llama dos de julio.
El destino de este gran país quedará definido para los próximos seis años de acuerdo al resultado que arrojen las urnas a más tardar a la medianoche de ese histórico domingo.
¿Qué pasará en México si gana el PRD, el PAN o el PRI? Hace seis años la pregunta se concretaba a si el presidente Ernesto Zedillo reconocería la derrota de su partido, pero pocos cuestionaban el futuro del país porque lo importante era el cambio en Los Pinos.
Hoy las dudas van más a fondo porque hay tres candidatos con oportunidad de ganar la elección y de ellos conocemos su historia, aciertos y errores, pero ninguno ha demostrado a cabalidad su capacidad para gobernar a este enorme país llamado México.
¿Qué podemos esperar de los siguientes candidatos en caso de llegar a la Presidencia?
Andrés Manuel López Obrador. Habría un retorno al populismo y a la demagogia de los años setenta y ochenta. Más que un equipo de trabajo veremos a un presidente agobiado sin un plan ni agenda organizada. La economía tendrá muchos tropiezos y por la falta de inversiones habrá estancamiento en todos los órdenes. Podría darse el caso de que López Obrador no concluya su mandato ante las adversidades que enfrentará.
Felipe Calderón Hinojosa. Su Gobierno será más eficiente que el de Fox por su experiencia en el sector público y por sus ideas más frescas. Poco se sabe de sus colaboradores inmediatos y de su visión e ideología en torno al país. No podrá sacudirse fácilmente la influencia de Vicente Fox y menos de Martha Sahagún.
Roberto Madrazo Pintado. Sería el Gobierno más irregular de los tres. Las luchas internas del priismo por recuperar posiciones y privilegios ocasionarán desastre tras desastre en el país. Su flanco más fuerte ser á la seguridad y el más débil la corrupción. Su plan de Gobierno sería similar al salinismo y sobre sus colaboradores, mejor ni hablamos.
El panorama se complica todavía más si consideramos que ante una victoria apretada emergería la pesada sombra de la ingobernabilidad y con ello el país viviría un sexenio de angustias e inestabilidad.
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