La premisa que motivó la filmación de la película Un día sin Mexicanos ayer se hizo realidad. Aproximadamente hace dos años el director de cine, Sergio Arau, llevó a la pantalla una historia en la que presentaba lo que podría pasar en Estados Unidos si un buen día se quedara sin la fuerza laboral de los migrantes, los cuales representan la tercera parte de la sociedad económicamente activa de ese país.
Ayer lunes primero de mayo la ficción se convirtió en realidad, centenares de miles de personas participaron en movilizaciones realizadas en 60 ciudades de los Estados Unidos en demanda a la legalización de once millones de indocumentados. Por primera vez estas protestas no se limitaron a tomar las calles sino que fueron más allá, al realizar un boicot comercial contra el país más poderoso del mundo. Los migrantes simplemente no se presentaron a trabajar, y por si fuera poco no compraron productos norteamericanos.
Cientos de negocios cerraron por un día sus puertas. El emporio de comida hispana Goya, fundada por indocumentados españoles en 1936, cerró su cadena de distribución a nivel nacional para reconocer las contribuciones de los latinos. Las empresas polleras Perdue y Tyson cerraron también la mayor parte de sus plantas. Además las terminales portuarias mostraron una significativa reducción en su movimiento de carga, luego de que la Asociación de Transportistas (Teamsters) se sumó al boicot.
Las protestas contra Estados Unidos también se hicieron presentes en Coahuila. De esta forma el aforo vehicular en el Puente Internacional de Ciudad Acuña disminuyó su actividad hasta en un 70 por ciento, en tanto que el de Piedras Negras en un 60 por ciento, considerando que en promedio son entre cinco y ocho mil vehículos los que transitan diariamente.
El comercio se vio paralizado en la frontera de Del Río, Texas, donde el 60 por ciento de las ventas son originadas por mexicanos que surten su despensa o que acuden a las tiendas departamentales a la compra de artículos.
Las movilizaciones realizadas ayer coincidieron con el reinicio de sesiones en el Senado de Estados Unidos, en medio de un compromiso de los líderes de someter la iniciativa de reforma migratoria antes del Día de los Caídos, que se celebra el 29 de mayo.
En una jornada que se puede considerar como histórica se elevaron miles de voces de migrantes que piden un mejor trato, corresponde a las autoridades norteamericanas escucharlas y legislar así una reforma justa para todos aquellos que con su fuerza laboral han contribuido para hacer de Estados Unidos la primera potencia mundial.