?Por ganas, no quedamos?, se repetían a sí mismos y a otros a su alrededor los 206 diputados federales panistas y 53 senadores. Algunos no ocultaban su coraje; otros simplemente reían.
Pero un comentario que se escuchó repetido fue que con mucho gusto se hubieran subido a la tribuna y hubieran bajado, a la fuerza, a los perredistas que la tomaron por asalto.
Si hubieran sido necesarios los golpes, no la iban a pensar dos veces.
Pero la instrucción fue muy clara de parte de sus coordinadores: Por ningún motivo responder a las provocaciones de los perredistas. Su plan, como el de los legisladores del Sol Azteca, también estaba previamente diseñado.
Sabían que no podían impedir la toma de la tribuna por parte de los perredistas, pero sí podían proteger al presidente Vicente Fox, cuando fuera a entregar su Sexto Informe de Gobierno al senador Rodolfo Dorador, secretario de la Mesa Directiva. Y sí lo hicieron, se convirtieron en su escudo.
¿Beirut o México?
Llegar a la Cámara de Diputados era la primera apuesta del día; casi una aventura. La recomendación de los diputados panistas fue arribar al menos con seis horas de anticipación al Recinto Legislativo, porque más tarde podría ser imposible.
Y no se equivocaron. A más de dos kilómetros a la redonda las calles de los alrededores del Poder Legislativo estaban sitiadas. Cientos y cientos de policías ¿De dónde salen tantos? Entre Policía Federal Preventiva, Estado Mayor Presidencial, Granaderos, Antimotines, no dejaban pasar absolutamente nada sin una acreditación o gafete. Había que pasar al menos cinco retenes antes de tocar la puerta del Congreso federal.
Como si fuera un toque de queda o un territorio tomado por un país enemigo, miles de familias tenían que identificarse para poder llegar a sus hogares sitiados por los agentes. Ya dentro de San Lázaro estaban los detectores de metales, las miradas desconfiadas de decenas de hombres vestidos de negro, chaparritos, de piel morena, cara dura. Pasando los arcos de seguridad estaban los más ?finos?; de traje azul con corbata roja, todos igualitos; eran del Estado Mayor Presidencial. Algunos, se dijo, estaban armados.
El tiempo de espera, de más de seis horas, pasó rápido. Caminar de un lado a otro. ?Allá llegó Santiago Creel?; ?Allá va Rosario Ibarra de Piedra escoltada de la actriz María Rojo?, quien no dejaba de sonreír en cuanto venía un ?flash? cerca.
Tercera llamada, tercera
Con unos 20 minutos de retraso, el espectáculo inició. Los priistas de ?peso?, como Francisco Labastida, Rosario Green y José Murat, fueron los últimos en llegar. Jorge Zermeño, presidente de la Cámara de Diputados, dio inicio a la sesión.
Aída Carrizo Rivas, diputada de Alternativa, fue la encargada del primer acto. Un discurso tranquilo, sin tomar una posición el cual ella misma resumió como que al país lo que le urge es ?Amor y Patriotismo?. Todos tranquilos; prácticamente sin interrupciones. En el mismo tenor pasó la participación del senador Rafael Ochoa, del Panal, quien llegó hasta a alabar algunas acciones del Gobierno de Vicente Fox.
Inicia la tracatera
Cuando algunos empezaron a dormitar, llega el diputado Ricardo Cantú, representante del PT. El primer aplauso de los perredistas llegó cuando subió el tono de su voz para proclamar el ?artero fraude electoral?. El diputado petista fue el más aplaudido de la noche, por los perredistas; 14 interrupciones en total.
El ataque inició. El presidente de la República fue el principal protagonista.
Fox: Delincuente electoral.
Fox: Traidor de la democracia.
Fox: Presidente del desempleo.
Fox, Fox, Fox. El culpable.
Toca el turno entonces al diputado Alejandro Chanona, de Convergencia, quien se mostró moderado, a pesar que se esperaba algo más duro de su parte, más bien mostró señales de ?no queremos broncas?. El más eufórico de la noche fue el senador Arturo Escobar y Vega; joven, ?güerito?, tenía que ser del Partido Verde. Excelente orador, subió de tono cuando había que hacerlo. Les dio gusto a todos y le pasó a Vicente Fox la factura de los ?agravios? que cometió contra su partido.
Fox: Traidor de Maquío.
Fox: El torpe.
Se acerca el final
El final de evento se estaba acercando. La diputada priista Marta Hilda González le puso ganas a su posicionamiento. Se dijo indignada por el ?sitio? de la Cámara de Diputados por parte del Ejército y la PFP. Fue cuando recibió el aplauso más estruendoso de la noche, porque ahora no sólo fueron los perredistas, sino que se le unieron los priistas, aunque sólo por un momento.
¡Fuera, Fuera, Fuera! la interrumpieron al pedir que retiraran las fuerzas federales de las inmediaciones de San Lázaro.
Fox: El incumplido.
Fox: La decepción.
Fox: El miedoso.
Aplausos, felicitaciones, abrazos para la representante del PRI.
Llega el turno del PRD. Algunos se acomodan en sus sillas, los perredistas se preparan para esperar la señal de su orador, Carlos Navarrete. La captan, suben a tribuna, empiezan los gritos. El Informe se acaba. Fox, no subió al estrado, pero unas horas más tarde leyó la totalidad de sus once cuartillas que iba a presentar en San Lázaro, pero a través de la televisión y la radio.
Ahí nadie lo interrumpió; nadie lo interpeló y hasta lo pudo ensayar y hacer pausas.
Para la mayoría de los diputados y senadores panistas, al final de cuentas Vicente Fox ganó ayer.