Cuando Santos Laguna fue vendido a Carlos Ahumada todo empezó a cambiar, y se habló de cerrar Santa Rita pues se tenía pensado tener como campo de prácticas a Los Azulejos, donde funcionaron las oficinas del club, y también se manejó lo del nuevo estadio.
Había muchos planes y mayor incertidumbre. Todo ha pasado y Santa Rita vuelve no solamente a recobrar lozanía y atención sino que actualmente se hacen construcciones que serán iguales o mejores que las que existen, para apoyar al área de fuerzas básicas.
La caseta, donde se guardaban los utensilios de trabajo, refrescos y aguas tratadas, y cuyo fondo servía de mansión a una numerosa familia de conejos, ha sido cambiada de lugar para construir ahí las nuevas instalaciones que estarán terminadas para abril o para mayo.
Habrá ahí vestidores, gimnasio, sala de rehabilitación, lavandería y oficinas para las fuerzas básicas que tan buenos resultados están ofreciendo bajo el mando de Mauricio Peña y de Carlos Ortiz, apoyados ambos por muchos jóvenes técnicos, médicos y preparadores.
O sea que los planes continúan en grande, y sólo falta que el equipo de Primera repunte. En otros tiempos se podría pensar que no hay mañana, pero por lo que se ve, el optimismo está presente nuevamente y no se ha vuelto a mencionar la palabra venta.
Por lo pronto, ayer los jugadores del Santos, deseosos de recuperar su mote de Guerreros, salieron a la Perla de Occidente prometiendo morir en la raya para conseguir la primera victoria, apoyados por los recuerdos, ya que la cancha del Jalisco les sienta bien.