Santos, que ha andado mal en este torneo, estuvo peor ante el Veracruz, y su derrota por dos goles a cero lo hunde en la tabla de posiciones y sigue reafirmándose una nueva etapa, triste, lamentable y peligrosa en la que se ha metido.
Desde el principio del partido se vio lo endeble del conjunto local. Nada de aquella actitud guerrera y por el contrario jugadores que parecían temerle a la pelota, jugando con muchos errores y retrasando demasiado el balón.
En la tribuna, sobre todo en la segunda parte, cuando cayeron los goles jarochos, uno con tiro de Braulio Luna desviado por Rafael Medina y otro del ?Grillo? Biscayzacú, la gente empezó a meterse en serio contra los jugadores y contra José Antonio Noriega.
Veracruz, que no mostraba gran cosa, se encontró con un rival a modo, sobre todo en la parte complementaria, para hacerle daño, y hasta parecían disfrutar cuando los jugadores locales en lugar de avanzar hacia el frente retrasaban la pelota a su portero.
El tiempo avanza y los números del porcentaje siguen afectando al equipo lagunero, metiéndolo de lleno en el drama del descenso, lo que podría acercarlo muy pronto a tiempos realmente difíciles, como no se vivían desde hace tiempo.
Esta situación no es nueva, hace mucho que los resultados son malos y se desconoce lo que quieren los dueños del conjunto, que ya antes habían mostrado deseos de deshacerse de él. Y mientras tanto, la bola se torna más caliente para su actual directiva.