Casi terminaba el primer tiempo en el Estadio Azul en el Distrito Federal, y los cronistas capitalinos, viendo el accionar del Santos, no se explicaban por qué estaba en el fondo de la tabla de posiciones, y sobre todo porque era el único equipo que no ganaba en este torneo.
Y sus dudas aumentaron cuando Gerardo Espinoza, a pase de Matías Vuoso emparejó cartones. Pero poco después, una jugada desafortunada cerca del área chica empezó a destapar nuevamente la realidad del equipo de la Comarca.
El argentino César ?El Chelito? Delgado disparó y el balón campaneó en el marco y se fue adentro. Ahí empezó a mostrarse la realidad que ya asusta y que no tiene para cuándo terminar. Santos acabó goleado, ahora con cuatro tantos nuevamente por descuidos defensivos.
Pero ya ni llorar es bueno. Esta historia no tiene fin y seguramente la directiva estará trabajando para la siguiente campaña. Pero también habrá que buscar correcciones en lo que resta del torneo, con presencia firme y decidida en todos los trabajos que se hagan.
Como lo hemos dicho toda la semana, esta es una tarea de todos, no sólo de ver pasar los toros y esconderse en las barreras o en las plateas, sino buscar soluciones ya. El equipo no puede seguir así, hay que meterle mano para no dejarlo ir.
Cuatro partidos en casa son ahora la gran oportunidad, pero toda la institución debe unirse a los pocos que quieren ayudar en la salvación. Este domingo habrá que esperar otra vez ese gran sueño de conseguir tres puntos, la esperanza debe morir al último esta viva.