Hay partidos que no se olvidan, como aquel de la final del Mundial 1998 que sostuvieron Francia y Brasil. Los pronósticos naturalmente estaban a favor de la verdeamarella, casi dos contra uno, pero ahí se dio otra de las grandes sorpresas del futbol.
Todo había empezado un día anterior, el sábado 11 de julio de 1988. Ronaldo, la gran estrella brasileña despertó en medio de convulsiones, se golpeaba las piernas y de su boca salía espuma. Su compañero de cuarto, Carlos Roberto, alarmado llamó a su médico.
Después se dijo que todo era quizá producto de las emociones encontradas que sufría el gran ídolo brasileño, por la decepción amorosa que le había causado su novia Susana Werner. Era tan alarmante el cuadro clínico del jugador que se optó porque no jugara.
Mario Lobo Zagalo, el técnico, lo consultó con Ronaldo al día siguiente, cuando se jugaría la final ante la selección nacional de Francia. El delantero bajo su responsabilidad aceptó jugar. El resultado del partido, usted ya lo conoce perfectae inaolvidablemente.
A los 27 minutos Zinedine Zidane ya tenía arriba a los galos, y a los 46 el mismo Zidane anotaba el segundo, la cuenta la cerró Petit a los 90. Brasil, con su estrella Ronaldo, que era una sombra en la cancha, no anotó ni siquiera un gol.
Francia se coronó y se reafirmó como gran ídolo Zinedine Zidane. Hoy, las mismas selecciones se enfrentan en cuartos de final, y seguramente será el partido de la venganza, pues aunque Ronaldo no está en su mejor forma, hay muchos detrás de él que lo apoyan para que esta estrella anote.