El entusiasmo y las ganas de trabajar no decaen en los jugadores del Santos Laguna, a los que ahora les han cambiado los tiempos de entrenamiento para hacerlos al atardecer y hasta que se asoman las estrellas, que junto con la Luna alumbran sus pasos.
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Se busca también el optimismo, aunque nadie niega que la cosa está que arde y que cada jornada sin conseguir victorias significarán pérdida de puntos que nunca más se recuperarán y que entrarán en la contabilidad de los condenados al descenso.
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¿Y los aficionados qué dicen?, muchos están preocupados, quizá más que los mismos directivos que siguen respaldando lo que creen los ayudará a salir avantes. Por ahora, parece que no quieren asomarse a la contabilidad interna y ver el renglón resultados.
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Así pues, que cada quien asuma su responsabilidad dentro de márgenes no muy espaciosos en estos llamados torneos relámpagos, donde cada jornada puede significar mucho, para los que aspiran ir a la liguilla y para los que no quieren ir al cadalso.
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Será interesante que los directivos conozcan más cómo se trabaja, cómo se entrena, cómo se desempeñan los jugadores, cómo llega cada quien y con qué disponibilidad. A estas alturas del torneo es interesante conocer muchas cosas internas.
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El pozo hay que buscar taparlo antes de que el niño se ahogue. Trabajo, capacidad, estrategia y actitud son algunos de los puntos a considerar en esta etapa que debe entenderse con seriedad y profesionalismo.
