Es elogiable que la afición del Santos Laguna se haya mantenido firme, brindándole su apoyo al equipo, especialmente en esta época de las vacas flacas, en las que no se ha podido encontrar el camino que devuelva al conjunto a los primeros planos.
La noche que se jugó ante Pumas, el viejo local del oriente de Torreón estaba totalmente lleno, con un público entusiasta que despertó cuando Walter Jiménez anotó el primero y el equipo siguió yendo hacia delante de manera peligrosa.
Por lo general la afición está esperando la reacción de este conjunto que tantas satisfacciones le dio en el pasado. No se pierde la esperanza de que alguien encuentre la fórmula ideal para que Santos sea de nuevo protagonista.
Hoy día muchas cosas están sepultadas por los recientes resultados. Esa fama que tuvo de ser el Corona la Casa del Dolor Ajeno, mote impuesto por Rubén Matturano, se ha olvidado. Hoy cualquier equipo viene y hace aquí lo que le da la gana.
Las estrategias rivales también han sido superiores a la de los verdinegros. Los técnicos que nos visitan hacen ajustes que les resultan a las mil maravillas y ahí se acaba todo para los laguneros, que vuelven a quedarse con las ganas de triunfar.
Y es que llegó el momento en que las cosas deben buscarse de otra manera, y esto debe empezar desde los escritorios del club, ahí donde se toman las decisiones importantes para que la nave enderece el rumbo y vuelva a navegar viento en popa.