Finalmente los partidos políticos lograron ponerse de acuerdo. Ayer firmaron ante el consejero Luis Carlos Ugalde, presidente del IFE, el pacto de civilidad donde se comprometen a respetar las reglas de la competencia y los resultados de las elecciones del dos de julio.
Para la Jerarquía Católica Mexicana esta firma ayudará a reencauzar el proceso electoral y a desechar el ambiente de polarización que se ha vivido durante “la prolongada campaña electoral, dominada por las agresiones entre los candidatos de los diferentes partidos”.
Sin embargo este acto, que sería muestra de una madurez política, se da cuando el PAN y el PRD están montados en una guerra de descalificaciones, donde las armas son los spots publicitarios y los espaciosos noticiosos.
Primero el PRD lanzó la bomba de que el cuñado de Felipe Calderón habría sido beneficiado con contratos para dar servicios a diferentes dependencias del Gobierno Federal. Ahora Acción Nacional amenaza con denunciar a Andrés Manuel López Obrador, a quien acusa de delincuencia organizada, “lavado de dinero” y delitos electorales. Todo esto cuando los partidos se comprometen a dejar a un lado la “guerra sucia” y crear las condiciones adecuadas para el proceso electoral del dos de julio.
A pesar de la firma del pacto, el clima político continúa polarizándose y el riesgo de una confrontación está latente. Por este motivo más allá de posar para la foto, es necesario que los actores políticos en realidad se comprometan para elevar el nivel de las campañas y por ende de la contienda electoral. La población exige un compromiso serio y no simulaciones.
