En un país surrealista como México, no es de extrañar la actitud de víctima que ha asumido el gobernador de Puebla. El día de ayer Mario Marín Torres, comenzó su defensa con la difusión de anuncios en la radio y televisión de su estado, en los cuales presenta lo que él llama “su verdad” y reitera que la conversación con el empresario Kamel Nacif Borge, fue editada. En estos spots presenta a Howard E. Mattern, ingeniero de audio, que tiene un estudio en Estados Unidos donde analizaron la “supuesta” llamada, arrojando como resultado que la conversación fue “truqueada”.
Esta campaña publicitaria inicia a tres días de que la población de Puebla tomara las calles para exigir la destitución del “Gober precioso”. Mario Marín saltó a la fama el catorce de febrero a raíz de la difusión de una conversación telefónica que sostiene con el “Rey de la mezclilla” y en la cual acuerdan violar los derechos humanos de la periodista Lydia Cacho Ribeiro, autora del libro Los Demonios del Edén, donde denuncia las redes de pederastia y pornografía infantil que existen en México.
Resulta curioso que Mario Marín pretenda convencer no sólo a los poblanos sino a todo México, que la conversación telefónica está editada cuando en diversos noticieros aceptó que era su voz.
La actitud del gobernador de Puebla deviene insultante para una población que le ha manifestado en diversas formas su rechazo, una salida “digna” hubiera sido presentar su renuncia, sin embargo, el priista se niega a dejar el poder.
Por lo pronto el fiscal especial para la Atención de Delitos cometidos contra Periodistas, David Vega Vera, informó que el gobernador Mario Marín y los demás involucrados en el caso Lydia Cacho serán citados a declarar hasta después del 16 de abril próximo. El funcionario explicó que la periodista ratificará su declaración el seis de abril y luego de Semana Santa se citará al mandatario de Puebla, así como a la procuradora general de Justicia de esa entidad, Blanca Laura Villegas, a la jueza Rosa Celia Pérez González y al empresario Kamel Nacif.
La historia de Mario Marín nos remite a una triste realidad, que erróneamente creíamos ya haber superado. Por desgracia en México los excesos del poder son cosa de todos los días.