Falta coordinar esfuerzos entre las instituciones para devolver la paz y la armonía a los pueblos de las Quebradas
PUEBLO NUEVO, DGO.- Sin coordinación, las autoridades y la Iglesia terminarán por esperar años para terminar con el alto índice de violencia en la región de las Quebradas, hasta que los habitantes hagan conciencia, olviden rencores y sed de venganza, admite el obispo Ruy Rendón Leal.
Las causas de la violencia están enraizadas en estas abruptas tierras del estado de Durango; el fruto del sacerdote en las 15 parroquias esparcidas en aproximadamente 35 mil kilómetros cuadrados apenas se alcanza a percibir, añade el jerarca de la Prelatura de El Salto.
Todas las instituciones tiene la responsabilidad de luchar por la paz y armonía de los pueblos: el Gobierno, la Iglesia, Secretaría de Educación, entre otras, pero reconoce que cada una trabaja por su parte, sin coordinación y los esfuerzos aislados, tiene resultados mínimos.
Monseñor Rendón Leal considera prudente conjugar esfuerzos para ser más efectivos; de lo contrario, pasarán tal vez muchos años para ir desenraizando los odios y ofrecerles, mediante proyectos, fuentes de empleo y una mejor manera de vivir a los habitantes.
De esa manera se podrá abatir la pobreza extrema en que viven las familias de las Quebradas con nuevas y mejores alternativas; quienes hoy se dedican al cultivos de enervantes lo dejarían, pues la falta de oportunidades ?sin justificar- es un factor que orilla a la gente a participar en actos ilícitos.
Fue claro el Prelado al señalar que no le consta la siembra de enervantes, pero en sus giras pastorales en tierras alejadas del estado como Tamazula, Otáez, San Dimas, Topia, Canelas y Pueblo Nuevo se escucha la voz popular sobre el tráfico de drogas conjugado con la violencia.
Reconoce que la Iglesia carece de material humano para atender de fondo a la población y erradicar los odios entre familias, a fin de cesar con las ejecuciones, ya tan comunes en esas tierras colindantes con el estado de Sinaloa.
La Prelatura de El Salto cuenta con 24 sacerdotes; prácticamente les corresponde a cada uno atender entre 40 y 50 poblados. Es una tarea muy difícil para los objetivos que se persiguen, además de la falta de coordinación ya mencionada con otras instituciones.
?En más de una vez, señala monseñor Rendón, he exhortado a través de El Siglo de Durango a la ciudadanía a acabar con la espiral de violencia, para lo cual es preciso el cambio de actitudes, recurrir al perdón y a la reconciliación, eso tal vez nos lleve más tiempo y esfuerzo?.
?Hoy es tiempo de reflexión, la Iglesia los llama a sembrar los valores cristianos en los corazones de las familias y de esa manera detener el odio entre hermanos?, asentó monseñor Rendón Leal en su primer año de haber recibido la consagración episcopal en El Salto, el 30 de noviembre.
Recordó que hace un año, en su primera visita a Chacala y El Durazno, municipio de Tamazula, en que se desató la violencia con la pérdida de varias vidas, declaró a este medio de información que la falta de caminos y pobreza era también causa de esos problemas que aquejan a la región desde hace mucho tiempo.
Nada cambia
No cesan las ejecuciones; se habla de más de 100 en el presente año en la región de las Quebradas, según las autoridades policiales de aquel lugar, entre las causas destaca el tráfico de enervantes, la incomunicación y la pobreza extrema en que se encuentran las familias.
La población está acostumbrada a la violencia y al cultivo y venta de enervantes; incluso, el diputado de ese distrito, Eduardo Guerrero, con anterioridad señaló que antes el problema era peor, con la diferencia de que ahora se sabe por los medios de comunicación.
El sonido de las armas de diferentes calibres es normal en estas tierras alejadas del estado; los niños, las mujeres son testigos de esta forma de vida.
Desde hace varias administraciones se habla del rezago socioeconómico de estos municipios, pero el Gobierno no hace nada por remediarlo, por lo que la falta de caminos y fuentes de empleo continúan.