Este su agente 007, anda medio sentido con el ex candidato de la coalición ?Por el Bien de Todos? a senador por Durango, Francisco ?Pancho? León. Resulta que cuando uno de nuestros subagentes lo buscó para que nos platicara cómo está eso de andar viviendo de plantón en el Zócalo de la Ciudad de México, don Pancho León de entrada lo primero que espetó es que: ?el papel que tiene usted en sus manos es el periódico de la derecha?. Y la verdad es que andamos un poco ardidos. Claro que agradecemos la interesante lección de geometría política que nos dio este ilustre prócer de la izquierda mexicana, que montó su campaña sobre las ruedas de cinco camionetas ?Hummer?, ese vehículo tan democrático y proletario que cuesta unos trescientos mil pesillos cada uno. Bueno, el caso es que buscamos al ex aspirino, suponiendo que su compromiso inquebrantable con la resistencia civil convocada por ?El Peje? López Obrador lo había llevado a montar carpa en el Zócalo para quedarse ahí hasta que el Tribunal Electoral decida si se vuelven a contar los votos. Cuál sería nuestra sorpresa al enterarnos de que don Pancho León le dijo: ?No, gracias?, a la invitación del Peje y abordó un avión de regreso a estas tierras después del mega-mitin del domingo, que porque se tenía que regresar a trabajar, demostrando así el ferviente compromiso que tienen los ex candidatos del PRD con las causas de la izquierda.
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El que sí se quedó a rifársela, junto a otros ciento cincuenta perredistas de Coahuila, fue el jefazo del PRD en el estado, Abundio Ramírez, a quien nuestros subagentes, disfrazados de vendedores de sopes, vieron feliz de la vida en su carpa del Zócalo organizando torneos de ajedrez y cantando canciones de protesta. Don Abundio le platicó a uno de nuestros subagentes -que le vendió uno de pollo con chicharrón- que sí han sufrido un poco, pero que es por una buena causa y entonces se la están pasando de lo lindo. Hay que agradecer la solidaridad del diputado local Virgilio Maltos, del PT, que se apersonó en la carpa de don Abundio con ciento cincuenta cobijas para las huestes. Lo que no sabemos es si don Virgilio prefirió quedarse ahí o declararse en plantón en algún hotelito para no pasar incomodidades. Lo que sí es que don Abundio debería dar unas clases en esto de la resistencia civil a sus compañeros neoperredistas.
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Animado desayuno tuvo un grupo de distinguidos militantes del PRI en Torreón con el ¿jefazo? del partido en Coahuila, Samuel Rodríguez, para discutir la barrida que sufrieron el dos de julio. Le hicieron llegar una amable carta al gober Humberto Moreira, firmada por veinticuatro ?notables?, entre ex alcaldes, ex presidentes del PRI municipal, similares y conexos, invitándole a que se ponga las pilas y les haga caso; de perdida que los invite a un cafecito para platicar. Quieren que no se ocupen en buscar culpables del naufragio, sino ponerse a jalar a ver cómo sacan a flote lo que queda del barco y que la gente se acuerde de que existen. También se asomó por ahí una amenaza velada: que si Moreira no los pela, pues a ver quién lo ayuda a mantener el Congreso local en dos años y de dónde saca cinco diputados de Torreón. Luego vino la sorpresa: mientras las aguas se calientan promoviendo al bien peinado ex alcalde Carlos Román Cepeda para la dirigencia estatal del ex partidazo, don Samuel les informó que a pesar de que perdió cinco de siete diputaciones y las dos senadurías, él procede a quedarse aferrado al hueso hasta que termine todo el embrollo electoral y luego hasta que pasen las elecciones extraordinarias de Abasolo, donde el alcalde murió a dos meses de haber asumido el cargo. O sea que van para largo y a don Carlos Cepeda, por lo pronto, se le puso malo el cuerpo.
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Los que se dieron un buen ?entre? fueron el alcalde José Ángel Pérez y el secretario de Obras Públicas del estado, Eduardo Olmos, que nomás se tiraron la bolita sobre quién es el responsable de que trece de las dieciséis obras que se anunciaron con fiesta en marzo no se hayan iniciado hasta ahora. ?Que si tú dijiste, que yo no dije eso, que a ti se te olvidó primero, que no me hiciste caso?, fue lo más amable que se dijeron. Don Lalo pasó a informar después que el Estado se encarga de las obras grandes, que tardan más y el Municipio de las chiquitas. Desde luego el más sudoroso, que manoteaba y enviaba miradas fulminantes fue don José Ángel, que se engancha a la primera. Nuestros subagentes que estuvieron en esa plática privada vestidos de taza de café, nos informaron que aunque no es ingeniero, el alcalde defiende los puntos de las obras mejor que sus muchachos Aniceto Izaguirre, de Obras Públicas y Alberto Hermosillo de Desarrollo Urbano, que en lugar de arreglar las cosas las desarreglan y poco ayudan a su patrón y no lo ayudan a obrar.
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