Quién sabe qué impresión se llevó Felipe Calderón de esta tierra ahora que estuvo el fin de semana para bautizar a la hija del senador Guillermo Anaya, cuando él fue quien salió bautizado. Resulta que en la comida ofrecida por don Memo, Calderón estaba departiendo muy a gusto cuando la persona que le iba a servir un tequila terminó derramándolo sobre el flamante presidente electo. Como si eso no fuera suficiente, vino luego el intento para arreglar la cosa: ?Discúlpeme, señor Cárdenas?, le dijo a Calderón. Obviamente la risotada fue general, pero Calderón lo tomó de buen talante, pensando tal vez que igual le pudo haber dicho: ?Discúlpeme Don Andrés? y entonces hubiera estado peor. Total, que el incidente no pasó a mayores y el que sirvió el tequila se salvó de que le cayera encima el Estado Mayor Presidencial.
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Lo anterior es la nota curiosa del evento, pero lo notorio -que refleja la gran división del panismo local y su desdén por la más elemental cortesía- ocurrió en el acto en el que Calderón se reunió con la estructura panista para agradecerle su trabajo en la elección y, de pasada, avisarles que se va a desmarcar del partido y que cada vez va a ser menos panista. Quién sabe si Calderón se daría cuenta de que José Ángel Pérez, que se suponía era el anfitrión por ser el Alcalde de la ciudad donde se encontraban, fue relegado a cuatro sillas de distancia del presidente electo, mientras que la Alcaldesa de Lerdo, Rosario Castro, andaba muy pegada con él. A don José Ángel no le quedó más remedio que tragar camote y estar calladito y sonriente, mientras el hoy compadre Guillermo Anaya y doña Rosario se encargaron de darle la bienvenida al visitante a La Laguna y platicaban con él como si fueran cuates de la secundaria. Por cierto que el destino del Alcalde fue el mismo del de todos los del grupo de Juan Antonio García Villa, pues mientras los que venían con el diputado Jorge Zermeño ocuparon las primeras filas del Club de los Industriales, éstos se quedaron en las sillas de atrás y algunos fueron a dar al corralito que el Estado Mayor diseñó para mantener a la prensa lejos de Calderón quien, por lo demás, ha de andar bastante ocupado como para atender las broncas de los panistas locales. Feo para don José Ángel, que a lo mejor debería haber dicho: ?Con permisito, ahí los dejo con su cuate? y hacer sentir que les guste o no, él es la primera autoridad de la ciudad, a la que en actos oficiales debe dársele su lugar.
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Si el gober Humberto Moreira, antes advertía a los secretarios del Gabinete de Vicente Fox que si no traían dinero mejor ni vinieran, debió de haber quedado muy contento cuando el presidente se apareció en Saltillo con el monedero en la mano y le dio mil cuatrocientos millones de pesos para lo que se ofrezca. Huelga decir que el Gober, que llevaba nueve meses de confrontación con el Gobierno Federal, se derritió en el acto. Más rápido que inmediatamente cambió de humor y se deshizo en elogios al mandatario, invitándolo a venir cuando quiera, aunque ya no sea presidente. Pero Fox como que no le regresaba el gesto, pues se mostró distante con el Gober y en ningún momento, al hablar en público, se dirigió a él por su nombre, sólo con el genérico y protocolario ?gobernador?. Quién le manda a don Humberto andar sacando la lengua.
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El que anda movido para suceder a Octaviano Rendón Arce en la alcaldía de Gómez Palacio es el empresario Augusto Ávalos, presidente del Consejo Coordinador Empresarial que quiere la candidatura del PAN y que tiene el aval de buena parte de los ?ipecos? gomezpalatinos. Nuestros subagentes nos informan que Ávalos es visto con buenos ojos por Carlos Herrera, quien al parecer tiene prendidas veladoras en todos los altares con eso de que la semana pasada andaba destapando al secretario de Desarrollo Económico, Ricardo Rebollo, para la candidatura del PRI. Así que nomás habrá qué ver dónde tiene más querencia don Carlos y no necesitaremos de adivinos para saber quién va a ganar la elección, que sería un mero trámite.
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Los que tienen pendiente tomarse un cafecito son: el empresario Alejandro Gurza y el dirigente del PRD en Coahuila, Abundio Ramírez, que el sábado pasado tuvieron una animada discusión afuera del Club de Industriales donde los perredistas protestaban contra Felipe Calderón. Don Alejandro le dijo a don Abundio que las elecciones fueron limpias y que los perredistas eran incongruentes por no aceptar el resultado de la presidencial, pero sí el de diputados y senadores, mientras don Abundio respondió que Calderón era un presidente espurio y otras lindezas. Total que los dos quedaron en platicar esta semana pero hasta ahora no hay señas de cuándo será el agarrón, que promete estar bueno. Don Abundio dice que no recibió ninguna llamada de Gurza para reunirse y conversar, lo cual es curioso porque ya van varios recados que el empresario deja en las oficinas del PRD. Nosotros nomás cumplimos con avisarles que tienen la cita pendiente y que no se hagan. Lo que es un hecho, es que se encontraron dos que saben.
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