Nuevamente la violencia se hace presente en el puerto de Acapulco, Guerrero. El día de ayer fue acribillado el joven empresario Oswaldo Moreno Garduño, de 29 años de edad frente al Palacio Municipal, además siete sujetos armados ?levantaron? al responsable de la vigilancia interna de la misma dependencia, Eusebio Palacios Ortiz, justo cuando salía con su familia de un centro comercial ubicado en plena costera.
Por si fuera poco también el teniente de la Secretaría de Marina, Marcelino Marcelo García, fue ?levantado? por sujetos armados que se desplazaban a bordo de tres camionetas. Todos estos hechos ocurrieron a pesar que desde hace varios meses en el puerto de Acapulco se encuentra implementado el programa México Seguro.
Debido a la gravedad de los hechos resultan indignantes las declaraciones del presidente municipal, Félix Salgado Macedonio, quien atribuye la ola de violencia a tintes electorales: ?Obviamente las ejecuciones tenían sus lecturas ya lo que quisieron hacer ya lo hicieron, meter el miedo, meter el terror lo lograron, aquí pues se pensaba sacar 700 mil votos para Andrés Manuel López Obrador quedó en 500 mil porque hubo efectos de intimidación y pues el acoso sistemático y la violencia hizo sus estragos?,
Los hechos ocurridos en Acapulco, muestran que actualmente el puerto es una ciudad sin Ley, lo cual es doblemente grave para una zona que tiene en el turismo su sostén económico. La violencia no sólo ha rebasado a las autoridades municipales, sino también a las federales, ya que han sido incapaces de poner un freno.
Por las características de los sucesos, la mano del narcotráfico salta a la vista. Al final del sexenio foxista, la batalla contra los grandes capos de la droga puede considerarse, por desgracia, perdida. Las nuevas autoridades federales deberán ser capaces de diseñar una estrategia adecuada para poner fin a una ola de violencia que ahuyenta inversiones y genera preocupación entre los ciudadanos.