Hace unos tres meses visité el Museo de la Aviación en Seattle, Washington. En este museo se tiene una gran variedad de aviones que prácticamente cubren la historia de la aviación hasta nuestros días.
Ahí se hospeda el Concord y el avión presidencial que usaba Richard Nixon, así como aviones de combate como el F16 entre muchos más.
Llamó notablemente mi atención el ?Black-hawk?, que recién este año ha sido ingresado en este museo y sólo hace tres años el Gobierno de Estados Unidos aceptó tenerlo entre su flota de aviones de guerra. Este avión fabricado de una aleación especial, es en verdad una obra de arte con la tecnología más avanzada jamás vista en la industria aeronáutica, es indetectable por los radares, y es capaz de volar a una velocidad de tres veces la velocidad del sonido.
El equipo de espionaje que traía a bordo, es digno de una película de James Bond, capaz de intervenir teléfonos y tomar fotografías a miles de metros de distancia, con una precisión y fidelidad increíbles.
Me sorprendió saber que ya volaba por todo el mundo desde 1963, ¡hace 43 años!
Pues fue utilizado por el Gobierno de Estados Unidos con propósitos de espionaje, desde la guerra de Vietnam.
Mi reflexión de hoy va en el sentido del avance tan tremendo que ha tenido la tecnología, y lo que podremos esperar en el futuro.
Si un avión con características tan avanzadas de tecnología, que vuela a una velocidad del triple de la velocidad del sonido, ya existía en los Estados Unidos hace 43 años... qué no tendrán ahora y qué nos sabemos? ¿Y qué podrán tener en los próximos diez o 15 años?
Cuando hablamos del avance tecnológico que está experimentando el mundo entero, dos cosas son de llamar la atención: la velocidad con que se está dando este avance y la disminución en los costos, que cada día la hace más accesible a los negocios y a las personas.
Sólo hay que recordar que no hace mucho tiempo el ?fax? era un lujo para muchas empresas y en algunos casos se anunciaba como cosa extraordinaria, ?tenemos fax?.
Hoy día es rara la empresa que no tiene fax, Internet y página Web, a un costo realmente bajísimo.
Dos de los sectores que llaman notablemente mi atención, son el sector de tecnología y el sector telecomunicaciones. Es incuestionable cómo estos dos sectores tan competitivos han mejorado el nivel de la productividad de las empresas en todo el mundo, y ¡pareciera que sólo estamos viendo el principio!
En una analogía con la etapa de la Revolución Industrial del siglo 18, la revolución de la tecnología y las telecomunicaciones del siglo 21 está provocando cambios significativos en la manera de hacer negocios en todo el mundo y presenta desde luego grandes riesgos y también grandes oportunidades, como sucedió en la Revolución Industrial.
Las ?distancias? para hacer negocios globales han disminuido en una forma impresionante y las empresas que no están al día con el avance tecnológico son altamente vulnerables. Es de preocupar la pérdida en la competitividad de miles de empresas mexicanas contra estándares internacionales que se ha experimentado en los últimos años.
Pero visto fríamente, este problema no sólo se debe a la ausencia de ?reformas estructurales?, término tan de moda ahora utilizado..., sino también a la falta de una cultura empresarial que adopte el avance tecnológico como propio y la dimensión del cambio como una constante en todas sus actividades.
Como siempre, los mercados de valores serán testigo de grandes historias de éxito y también de grandes tragedias, de empresas que aprovechan la coyuntura y de aquellas que nunca abrazaron el cambio en el paradigma.
luis.flores@ rbc.com
