Para ser franco, nunca estuve en ninguna celebración del Grito de Independencia cuando viví en México. Vagamente recuerdo alguna festividad en la primaria del Colegio Cervantes frente al Bosque Venustiano Carranza, allá con los profesores españoles Antolín y Vigata, o algún desfile por la calle Juárez disfrazado de matachín...
Como que son eventos multitudinarios que a la gran mayoría de los mexicanos nos pasa de largo y nos tiene sin cuidado, y por tanto sólo aprovechamos para tomar ?el puente? y salir de la ciudad.
En cada municipio de México se celebran generalmente ?dos fiestas?, y en el extranjero no es la excepción. Una fiesta privada en donde se invita a la ?gente bien?... políticos, empresarios, banqueros, etcétera, a una cena privada con el presidente o gobernante según sea el caso.
Y otra verbena popular en alguna explanada o parque a donde asiste toda la raza, a escuchar mariachis, cantantes y ver algún desfile o bailes tradicionales típicos, y en donde se da el famoso Grito de ?Vivan los héroes que dieron a México la Independencia?.
Ahora me tocó ir a las dos en Toronto, Canadá. Una cena privada con el cónsul general de México en Toronto y cerca de 50 personas, todos blanquitos... muy bañaditos y de traje y corbata. Aquí cenamos, platicamos y también escuchamos a un conjunto de músicos traídos de Veracruz que amenizaron la noche con sones jarochos.
Y también nos dimos la vuelta a la explanada del ?Town hall? en el centro de Toronto, una fiesta ofrecida y patrocinada por el Consulado General de México, además de otros negocios patrocinadores locales, y en donde se junto toda la raza de mexicanos que vivimos en Toronto y ahí pudimos comprar tacos, churros y demás antojitos mexicanos preparados por varios restaurantes de comida mexicana que hay en la ciudad. En el gran foro escuchamos mariachis y cantamos todos a coro ?México en la piel? y otras canciones mexicanas muy conocidas, que a cinco mil kilómetros de distancia del terruño querido se perciben en forma muy diferente...
Cerca de tres mil personas pasaron por ese lugar el Día de la Independencia. Dos fiestas... y dos Méxicos... Ahora que la controversia sobre quién ocuparía el Zócalo de la Ciudad de México el día de la celebración del Grito en el Distrito Federal y que el asunto ocupó páginas y páginas en los medios escritos en México, yo me pregunto si realmente Vicente Fox en algún momento se llegó a sentir con los atributos y el derecho de encabezar la fiesta y verbena popular en ese lugar.
Afortunadamente en el asunto finalmente prevaleció la prudencia y la congruencia, y Fox se fue a su tierra con sus cuates a Guanajuato, en donde ahí sí nada más sus chicharrones truenan y en donde seguramente se le tiene en una estima de la que no goza en el DF.
Y López Obrador se mordió los ?éstos?, y se conformó con ser el espectador más fotografiado de la noche. Visto Fríamente... los dos Méxicos siguen siendo una triste realidad dentro y fuera de México, y las dos fiestas son un claro reflejo de esos dos mundos tan distantes y diferentes.
Para los estándares de la cultura de los canadienses esto no sólo es una segregación y racismo del tamaño del mundo, sino que lo peor del caso es que es oficial.
luis.flores@rbc.com