Una vez que la sociedad compra el concepto de que ?Ganar? es esencial para tener bienestar, es en ese momento que se vuelve una sociedad fácilmente controlable.
En una cultura en donde ganar o perder es la diferencia entre ser feliz o infeliz, notoriamente el índice de infelicidad y amargura crecerá indefinidamente.
Fui aficionado al futbol americano y todavía recuerdo a los tristemente célebres Bills de Buffalo quienes a la fecha son recordados por ser los grandes perdedores de la liga NFL, por ser el único equipo en haber perdido el Superbowl en cuatro ocasiones consecutivas.
A pesar que sus jugadores dieron todo en cada temporada para lograr que su equipo estuviera en el juego final del Superbowl durante cuatro largos años consecutivamente, lo que ya de entrada habla de la consistencia y excelencia de sus jugadores, son en realidad recordados como los grandes perdedores en la historia de la NFL.
Hoy que empiezo a conocer un poco mpá de la historia del hockey sobre hielo, me viene a la mente el juego tan espectacular que dieran los canadienses en 1972 para ganar la copa mundial a los soviéticos.
Los canadienses recuerdan con alegría el día que Paul Henderson anotó el gol que le diera la victoria al equipo canadiense en el juego final.
Pero pocos hacen referencia a que en esa serie de juegos por el campeonato mundial, un jugador canadiense, Bobby Clarke, enganchó deliberadamente el tobillo del mejor goleador soviético, fracturándole el hueso y dejándolo fuera de la serie mundial.
El hockey es inexplicablemente parte de la esencia cultural del canadiense y en Canadá de alguna manera se esperaba con verdadera ansiedad la victoria, que nadie se permitió a sí mismo digerir apropiadamente la gravedad de la acción tan reprobable a todas luces de Bobby Clarke.
Es esa falsa cultura de ganar o perder la que nos hace percibir, evaluar y comportarnos en forma selectiva y que al ir más allá de los deportes, se ha vuelvo una cultura peligrosa y destructiva de la racionalidad en la sociedad.
?Ganar no lo es todo, es lo único? decía Vince Lombardi, implica inevitablemente ver al contrario como un enemigo, al que hay que disminuir o exterminar.
Una generación completa vivimos y crecimos con las frases de Vince Lombardi, pero hoy entiendo que en los deportes como en la vida no se trata de ganar o perder, sino se trata de la excelencia, de grandes retos, de perseverancia, de creatividad, de perderse a sí mismo y de anteponer al equipo sobre el ego.
Entonces no es ninguna sorpresa ver todavía en pleno siglo 21 campos de detenidos como el de Guantánamo Bay o las masacres de niños y jóvenes en Líbano.
Y ya nos hemos acostumbrado a la censura en las noticias y a la desinformación de los medios escritos y electrónicos.
Cuando la cultura de ganar o perder está tan extendida, se nos cambia a sólo ?blanco o negro? el sentido de la vida y la forma en como percibimos el mundo.
Simplifica y permite la superficialidad, en vez de reconocer la ambigüedad y la complejidad de los problemas que se viven en el mundo.
Visto Fríamente, las manifestaciones de millones de mexicanos o de cientos de miles, o sólo de miles o sólo de cientos, como tendenciosamente lo ha establecido buena parte de la prensa escrita en México y las amenazas de resistencia civil y demás medidas de presión ya anunciadas por los que reclaman, sólo habla de los grandes abismos que existen en la sociedad mexicana y de los grandes peligros de esa cultura tan extendida de ganar o perder.
Pues el que gana controla las instituciones, controla los grandes contratos, controla las corporaciones y el que pierde, pierde mucho, mucho más que sólo un partido de futbol, aunque sea en cuatro ocasiones consecutivas, como los tristemente célebres Bill?s de Buffalo. Una vez que la sociedad compra el concepto de que ?ganar? es esencial para tener bienestar, es en ese momento, que se vuelve una sociedad fácilmente controlable.
luis.flores@rbc.com