El conflicto de los gasolineros con Profeco, tiene sin duda mucho material de discusión y de reflexión. Mucha tinta se ha derramado sobre este tema en este diario, y quisiera dar mi punto de vista ?fríamente?.
Por una parte los usuarios se quejan de que ellos no tienen ?vela en el entierro?, y que por ende no tienen porque ser los afectados, y alzan la voz reclamando ferozmente a ese gremio tan irresponsable medida.
Por otro lado hay que resaltar que los gasolineros han demostrado ser un grupo con mucha cohesión, ya que la gran mayoría de los que no estaban afectados, se unieron al movimiento ?solo una bomba funcionado?, a costa de sus propias utilidades, y por solidaridad de su compañero afectado. En un ambiente de negocios como el que se vive en México, donde las autoridades han afectado una y mil veces a diferentes sectores productivos, y también en donde una mil veces han dado marcha atrás a decisiones absurdas, digno es de resaltar esa unión y solidaridad del los expendedores de gasolina.
Ya quisieran muchos otros gremios poder presumir de la misma entereza y respaldo mutuo. Conflictos parecidos al que ahora viven los expendedores de gasolina, se han dado en varios sectores. Ganaderos lecheros tirando leche en oficinas de gobierno cuando el precio estaba controlado, agricultores con marchas hacia la ciudad de México, miles de maestros en huelga por mencionar sólo algunos.
En todos los casos hay inocentes afectados, pero es la impotencia de ver sus derechos pisoteados, de ver como se toman decisiones absurdas sobre el escritorio de un burócrata ignorante a miles de kilómetros de distancia de los problemas, lo que provoca este tipo de actitudes de grupo.
No es precisamente que yo apruebe este tipo de manifestaciones y movimientos de presión de los expendedores de gasolina, pero si vemos las cosas fríamente y dado el entorno de los negocios que se vive en México.?muchos podrían aprender de ellos. Ya no es ningún secreto que en muchas cámaras y organismos empresariales de la región lagunera la gente sólo se junta a ?grillar? y los directivos sólo se acercan a participar para ver de que manera se posicionan con el gobierno actual, y como se benefician personalmente y en sus propios negocios.
Visto desde otra óptica más fríamente, este problema tiene mucho más de fondo. El problema estriba en la falta de un verdadero estado de derecho y en la falta de condiciones para el establecimiento de los negocios.
Después de leer lo que ha pasado,y la forma tan desventajosa en que operan los expendedores de gasolina ,yo quisiera saber que inversionista extranjero, se atreve a poner su dinero en estaciones de gasolina en México.
Este tipo de manifestaciones han ayudado en muchas ocasiones ha revertir decisiones absurdas, y sin duda han presionado en miles de ocasiones a que las autoridades den marcha atrás, y apoyen a diferentes sectores, léase ?onappafas?, taxistas, transportistas, agricultores, algunos con justicia y otros injustamente, pero eso no es el punto. Y la lista podría seguir y seguir.
Pareciera que es la manera de defender los derechos, reales o no, en México.
¿Qué pensaran los extranjeros de todo esto?; ¿podrían ellos también hacer este tipo de manifestaciones?; ¿sabrían como hacerlo?; ¿ podrían acercarse a ?grillar? en los organismos empresariales?; ¿es este un país o una región que así abre sus puertas a la inversión extranjera?; será la forma en que se hacen los negocios en México?
Fuera de los grandes consorcios y firmas globales que ya operan en México, y que ?sus derechos? son cuidados celosamente por algunas autoridades federales y gobiernos estatales, incluso con mucho mas cuidado que los derechos ningún nacional, el empresario extranjero de tamaño medio está a merced de un país en donde la justicia se vende, donde hay grupos de presión, en donde hay que tener conocidos influyentes que sepan ?mover bien el abanico? por si se llegara a ofrecer.
Es difícil hacer negocios en México. Las autoridades no han estado a la altura de lo que sucede en otras partes del mundo para atraer inversionistas extranjeros, y la competencia por atraerlos no es fácil.
Seguramente este tipo de eventos no ayudan en nada a que nos vean como un país donde el ambiente de negocios es propicio, pero sinceramente creo que los expendedores de gasolina hicieron lo que tenían que hacer, dadas las circunstancias y el entorno en que les ha tocado vivir, y sin duda dentro de lamentable hay lecciones por aprender.
luis.flores@rbc.com
