Recientemente pase un par de días en Torreón y acompañado de una mujer extraordinaria visite el Museo Arocena. Solo puedo decir que las instalaciones, equipo audiovisual y de computo, así como las exposiciones que vi en el Museo Arocena, en su categoría están al nivel de los mejores museos que he visitado en Europa y Norteamérica, y los Laguneros lo tienen ahora en casa; precisamente en la calle Cepeda entra las calles Hidalgo y Juárez.
Especialmente interesante fue el platicar con los hombres de traje y corbata que vigilan las obras, Laguneros que transpiran el orgullo de poder ser parte de este gran acervo cultural, gente sencilla y abierta como suelen ser los Laguneros.
Además de guiar y cumplir con su trabajo de cuidar las obras, se les nota esa actitud y disposición que es característica de la gente buena del campo Lagunero, y que por 100 años han alimentado los genes de la región. Sin temor a equivocarme, creo que el singular esfuerzo que encabezaron Eneko Belausteguigoitia y Gustavo Díaz de León, así como varias decenas de personas mas y que merecidamente tienen un reconocimiento escrito dentro del museo; es la mejor aportación cultural que se ha hecho a la ciudad de Torreón en sus 100 años de vida.
Es a través de la educación en los museos que las personas aprenden y entienden el entorno en el que viven, y los directivos del Arocena lo han expresado perfectamente. Es el entendimiento de nuestros orígenes lo que fortalece nuestra identidad, forma nuestro carácter de Laguneros y nos hace encarar con éxito los retos del futuro.
Una buena parte del museo contiene historia de los orígenes de la Laguna y de la influencia cultural que los inmigrantes han traído a esta región; así que se puede encontrar influencia Española, Francesa, Alemana, Inglesa, y China, entre otras más. El museo tiene una biblioteca de cuatro mil libros antiguos en el tercer piso, cuenta con un acervo cultural de arte europeo y virreinal extraordinario, y también con una buena parte de crónicas laguneras, en donde el visitante puede atestiguar cómo se ha ido formando la historia reciente de la Laguna.
La fachada me pareció moderna y original, sin duda ayuda a que el visitante perciba la influencia que la explotación de la plata en Peñoles ha significado para esta región.
No creo equivocarme mucho al afirmar que muchas personas, inclusive locales, desconozcan que en la Planta Peñoles de Torreón se encuentra la refinería de plata más grande del mundo, y esto es motivo de gran orgullo no solo para todos los empleados de Peñoles sino para todos los Laguneros. El Museo Arocena hace un reconocimiento histórico muy interesante de la vida de Peñoles y de su influencia en la economía de la región.
Dese una vuelta por el Arocena.
Vale la pena pasarse toda la mañana o la tarde aprendiendo y escuchando los orígenes de esta joven región, y admirar el acervo cultural tan interesante que tiene el Museo Arocena. Tiene un pequeño restaurante y cafetería en donde se puede desayunar o comer, tomar una copa o un café, es un excelente lugar para encontrarse con algún amigo, o para ir con algún familiar.
Existe un pequeño estacionamiento subterráneo con ?valet parking? por la calle Cepeda a un costado de las instalaciones del IPADE, a donde se entra viniendo por la calle Hidalgo. Me traje de regreso a Canadá una gran satisfacción, y el orgullo de ver como algunos Laguneros afortunados y ejemplares, siembran exitosamente la semilla de la filantropía, un concepto tan urgente y necesario en México.
Sus nombres ya trascienden en la historia de la región. Espero lo disfrute tanto como yo.
luis.flores@rbc.com