Partiendo de una base relativa, existe la percepción de que México ha pasado el cambio de sexenio con cierto éxito. Después de una tormentosa época de campañas políticas, y de las consecuentes manifestaciones posteriores al fallo electoral, finalmente se llego el día de mayor expectación (primero de Dic.): La toma de protesta del nuevo Gobierno de Calderón que, dentro de lo razonablemente esperado, se llevó a cabo sin daños graves qué lamentar, al menos no visibles.
Sin embargo lo que los inversionistas institucionales nos preguntamos ahora es: si Calderón será capaz de crear consensos en el Congreso, y si existen las condiciones para que haya avances de importancia en las reformas que México necesita.
Finalmente son estas reformas de fondo el siguiente capítulo, que no sólo los inversionistas extranjeros, sino los propios mexicanos esperan ver de este Gobierno.
Y en este sentido la gran interrogante es: qué tan debilitado resultó México como consecuencia del accidentado proceso electoral.
Muy pronto las diferentes calificadoras internacionales saldrán a dar su opinión al respecto, y nuevamente el riesgo país será tema de conversación.
Moody?s y S&P primordialmente se enfocan en los fundamentales de la economía, y en la capacidad del país para mantener o mejorar sus cifras Macro. Otra de las empresas que evalúa mensualmente el perfil de riesgo de los principales países en todo el mundo es The Economist Intelligence Unit, y en el reporte de noviembre 2006 México empeoró dos puntos, bajando su calificación de ?B? a ?C?.
Sin embargo y contra toda la lógica relacionada con el reciente periodo electoral, este deterioro no es atribuible al riesgo político, pues de acuerdo a este reporte la variable que empeoró entre noviembre 2005 y noviembre de 2006 es el riesgo laboral, que bajó de ?C? a ?D?.
Según la fuente que se consulte, la deuda o déficit de las pensiones en México, para los que ahora tienen derechos reales para recibir una pensión alcanza cifras estratosféricas, que el Gobierno sencillamente no tiene recursos para cubrir.
Si relacionamos esta cifra con el Producto Interno Bruto de México, es decir, con el valor total de todos los bienes y servicios que se producen en un año, el resultado no puede ser más revelador.
Hace algunos meses la Secretaría de Hacienda proporcionó un dato al respecto: este déficit equivale al 116 por ciento del PIB. Digámoslo de otra forma, para resolver hoy el problema de las pensiones en México sería necesario poner sobre la mesa el valor de todo el PIB de México más un 16% adicional, sólo para resolver el problema actual.
Sin embargo, otros analistas insisten y demuestran que esa estimación de la dependencia federal está por debajo de la realidad, y estiman que el déficit de los sistemas de pensiones en México puede alcanzar un valor cercano al 174 por ciento del PIB.
Visto fríamente, existe fundamento en la percepción de que las reformas que conciernen al régimen laboral tienen muy pocas posibilidades de ser aprobadas en el Congreso, y que la solución al terrible problema de la carga de pensiones está muy lejos de poder conseguirse, debido entre otras cosas a la debilidad con que el nuevo Gobierno de Calderón se enfrenta a un Congreso sensiblemente lastimado, a la postre de un proceso electoral profundamente controvertido.
luis.flores@rbc.com