Prevalecen las familias dispersas debido a que muchos de ellos buscan el sueño norteamericano
El Siglo de Durango
Huazamota, municipio de Mezquital.- La pobreza, la falta de oportunidades laborales, de preparación académica y problemas de alcoholismo, en especial en la población masculina, son las dificultades a las que se enfrentan los habitantes de este poblado.
Viven en la soledad, en el olvido. La gran parte de las familias están separadas debido a que sus integrantes se marchan a los Estados Unidos en busca del sueño norteamericano, deseosos de obtener mejores ingresos que les permitan mantener a sus seres queridos que se quedan en su lugar de residencia.
Los caminos lucen semidesiertos por algunas horas hasta que algunos chiquillos juegan por los mismos y de vez en cuando la gente circula por el sitio. Y aunque a veces hay mayor movimiento por el pueblo, la tranquilidad reina.
El pavimento en las calles no existe en este lugar enclavado en la Sierra, a pocas horas de pisar suelo perteneciente a Nayarit. Por eso, en ocasiones una densa capa de tierra se esparce por el aire mientras que las camionetas pasan a toda velocidad.
Y es que con una geografía tan difícil, se requiere de vehículos de carga pesada para transitar, así que los autos compactos simplemente no tienen cabida aquí. Pese a lo lejano de Huazamota, hay camionetas de reciente modelo que andan de un lado para otro sin causar mayor curiosidad a los que viven allí.
Indígenas y mestizos conviven sin contratiempos día tras día. Los primeros guardan sus reservas ante los extraños que merodean el lugar con motivo de la visita que hiciera el presidente de la República Vicente Fox Quesada a este inhóspito pueblo. Los segundos se muestran amables y platicadores ante aquellos que han venido a dar un ambiente distinto a su rutina.
Es tiempo de bodas. Muchos de los que se fueron al vecino país del Norte han vuelto para contraer nupcias en su tierra natal pero después, volverán a emigrar dejando a sus parientes la pena de su ausencia, de quedarse en un lugar tan alejado, del que casi nadie se acuerda.
FOCO ROJO
Mientras conduce su camioneta, el policía municipal platica con sus acompañantes en la cabina. Es bajo de estatura y anda de civil. Su misión ha sido transportar a los reporteros que llegaron a Huazamota. Su nombre queda en el anonimato.
Hace algunos meses que fue encomendado a este poblado del municipio de Mezquital. Conversa que es innegable que en la mayoría de los hogares existe cuando menos un arma. Dice que el pueblo en términos generales es tranquilo pero no faltan los pleitos en los que sale uno que otro herido.
Acepta que el consumo de alcohol es grave pero ya no sólo se ha quedado en esta situación. A cientos de kilómetros de lugares más poblados, en Huazamota ya se habla de la presencia de la droga de moda: el ?cristal?. Pero no sólo se puede conseguir esta sustancia ilícita, también hay marihuana y cocaína. Así lo reconoce el gendarme, quien después de declarar cambia su semblante se torna serio.
La presencia de drogas ilegales es un tema del cual los habitantes prefieren no hablar. Sin embargo, reconocen que la venta de cerveza se da al por mayor ya que no hay horarios establecidos para su comercialización, lo mismo la piden en el día que en la noche y de lunes a domingo.
María Soledad Cruz Escalande lava sus platos afuera de su casa. La mujer lamenta que desde la adolescencia se inicia el consumo de bebidas alcohólicas. ?Pa? donde voltee hay permisos para vender cerveza, la compran a todas horas?, expresa.
Su versión es apoyada por Andrea García, quien atiende una Conasupo que es surtida por Nayarit. ?Aquí les parece caro el kilo de frijoles a diez pesos pero la cerveza no, allí sí que ni reniegan?, reclama al compás que sus clientes le observan y asienten con la cabeza en respaldo a sus comentarios.
Hace un año que el padre Gustavo Romero López se hizo cargo de la parroquia de Huazamota. Dice que dentro de su ministerio se ha percatado que acercar a los jóvenes a la fe no ha sido tan sencillo. ?Hay dificultades, son alejados?, expresa para luego hacer referencia a que en los festejos -tal vez la principal distracción que tienen-, siempre está presente la bebida. El presbítero percibe que el problema se agudiza más con los indígenas debido a sus usos y costumbres. ?Es que menos tiene posibilidad para obtener mayores recursos para mejorar su nivel de vida?, indica.
CARENCIAS
En Huazamota el frío invierno no ha llegado, los moradores lucen ropas ligeras y el sudor está presente. María Soledad trae unas sandalias.
Asegura que es feliz en Huazamota. La vida pasa sin muchas novedades. Las mujeres hacen las tortillas, muelen en el molino, cuidan de los hijos, hacen los quehaceres del hogar. ?Cuando no hay agua, vamos al río en burros?, añade.
Los hombres por su parte tampoco tienen muchas opciones. Se dedican a sembrar o a cuidar su ganado, aunque en el 2005 no les fue bien ante la falta de lluvias. Y los que no hacen estas labores, pues entonces no queda más remedio que ser comerciantes o bien docentes.
Muchos de los jóvenes salen de sus casas hacia Durango capital para prepararse en una escuela de nivel superior, pero no son la mayoría.
Según dice el padre Gustavo Romero, las personas se mantienen de las remesas de sus parientes que están en Estados Unidos, ésa es la principal fuente de ingresos.
Las penurias son muchas y pocas las respuestas a sus necesidades. Cuentan con dos bombas para abastecer el lugar con agua pero están descompuestas. Le han pedido al delegado Francisco González de la Cruz que haga las gestiones ante el presidente municipal Santiago Soto Lugo, pero ninguno de los dos ha actuado de manera concreta, el argumento es que no hay dinero para repararlas.
Así que el vital líquido les llega de un manantial localizado en la Sierra y a ocho horas de distancia. La presión del agua no es suficiente para que en todas las casas cuenten con el servicio y si se presenta algún desperfecto en la manguera, nadie quiere ir a repararla, pues queda muy lejos y el pago es mínimo.
El párroco de Huazamota establece que están incomunicados, son pocos los camiones que llegan al lugar y, en caso de alguna emergencia, las personas deben pagar algún vuelo para que el herido sea trasladado por lo general a Nayarit.
María Soledad puntualiza que aunque cuentan con un centro de salud, antes tanto médico como enfermera se iban de vacaciones y cerraban. Ahora, por lo menos les envían personal de suplencia.
Humberto Gálvez, médico de guardia, asegura que cuentan con el medicamento y los instrumentos necesarios para estabilizar a algún herido de gravedad pero, sin duda, se debe trasladar a otro nivel de atención; por lo general, son enviados a Santa María, Nayarit que se encuentra a tres horas de distancia.
INSUFICIENCIAS
El presidente Vicente Fox Quesada en compañía del gobernador del Estado, Ismael Hernández Deras, acudió el pasado 2 de enero a la comunidad de Fortines, la cual está a una distancia aproximada de diez minutos de esta localidad.
El evento por el que arribaron las autoridades fue la inauguración de la electrificación del lugar. Pero en Huazamota en estos momentos padecen por el desabasto de energía eléctrica.
Varios de los habitantes comentan que al parecer están conectando las líneas de distribución, de allí que no cuenten con este beneficio. Sólo aquellos que poseen una planta gozan de noches iluminadas en sus casas. En el caso de la clínica tienen luz solar pero el galeno debe racionarla.
Las sombras reinan en Huazamota. Las estrellas son la única guía. Pero los habitantes ya tienen bien memorizado su territorio de modo que no implica contratiempo salir y andar en el abrigo de la noche.
El sacerdote Gustavo Romero habla también de la necesidad de nuevas vías de comunicación terrestre. Hay otros testimonios de que en meses pasados una rúa se derrumbó y no podían salir, así que se veían en la necesidad de rodear largas horas para llegar a Durango.
Aunque le pidieron a las autoridades competentes que arreglaran el desperfecto, al final fue la propia comunidad quien reunió el dinero y se puso a trabajar.
Por eso piensan que los gobernantes no les han puesto la atención que se merecen. Del mismo modo, cavilan que deben contar con más seguridad, pues los policías municipales no se quieren quedar en el sitio.
Andrea García narra que las peleas son frecuentes. En su establecimiento ya le han robado en algunas ocasiones y es indudable que requieren la protección de los cuerpos de seguridad. ?En cada fiesta no falta un pleito?, exterioriza aunque, en verdad, no tiene muchas esperanzas de que su pueblo cambie, que el desarrollo que tanto promueven los que buscan el voto alguna vez se convierta en una realidad.
Costumbres
En Huazamota, las tradiciones ligadas a la grey católica están presentes.
-El 8 de diciembre es su principal celebración religiosa.
-Ese día conmemoran la Inmaculada Concepción.
-El festejo consiste en una novenario por los diferentes barrios que existen.
-También se llevan a cabo diferentes liturgias el día de la festividad.
-Previa a la fiesta se realiza un concurso para elegir a la reina del pueblo, quien preside la peregrinación más importante.
-Se organiza un rodeo a beneficio de la parroquia.
-El padre Gustavo Romero López indica que el trabajo con las diferentes etnias que se encuentran por la región es difícil. ?No se logra mucho, puesto que no es fácil llegar a ellos, se dificulta el transporte y el tiempo?, dice.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Durango.
Mundos encontrados
La comunidad de Fortines se encuentra a corta distancia de Huazamota, en el municipio de Mezquital. En ese sitio indígenas huicholes habitan en casas de adobe y piso de tierra.
Hace pocos días que se vieron favorecidos con la llegada de la energía eléctrica, pero sus condiciones de vida aún son raquíticas.
A pesar de que en la mañana la temperatura desciende considerablemente, muchos de ellos no están abrigados y varios de los niños lucen descalzos.
Un buen porcentaje de los indígenas hablan español pero prefieren guardar su distancia ante la presencia de extraños. Son desconfiados y aunque los menores de edad se muestran sonrientes y curiosos, los varones adultos les regañan.
Dicha comunidad vio alterado su estilo de existir cuando el presidente Vicente Fox Quesada visitó el lugar. Gente del Estado Mayor Presidencial, de la Comisión Federal de Electricidad y de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, entre otros, irrumpieron en su entorno.
Algunas de las mujeres permiten entablar una breve plática. Sólo se limitan a decir que no recuerdan cómo es el presidente Fox, han olvidado su rostro.
Y después de toda la euforia ocasionada por este suceso, vuelven a disfrutar de la calma acostumbrada, con la promesa de que las autoridades mejorarán su nivel de vida con pisos firmes, una estufa ecológica o la construcción de un cuarto adicional. Pero las promesas ya las han oído antes, así que guardan la esperanza de que, en esta ocasión, el sueño se convierta en realidad.