EL SIGLO DE TORREÓN
MATAMOROS, COAH.- ?Estamos en peligro pero la necesidad nos hace estar aquí, cómo no quieren que se vaya la gente?, dice María de Jesús Montejano Frayre, vecina de la colonia Humberto Moreira donde no hace mucho fueron reubicados, lugar del que ya varias familias se han ido.
La inseguridad, las carencias y el aislamiento son algunas de las causas de que ?los que pueden- estén emigrando de la colonia que se encuentra desterrada de la ciudad y que pasa inadvertida cuando se va por la carretera a Filipinas. El poblado no está al pie de camino y prácticamente se ubica en medio de un llano; zona tapada por mezquites, montículos de tierra y mucha basura.
Lo más cerca que hay de la colonia Humberto Moreira es la estación de los autobuses rojos de Matamoros, los cuales dejan de circular pasadas las seis de la tarde por esta zona en cuyos alrededores impone la desolación, donde obviamente no hay ni alumbrado ni agua.
?Se supone que vienen (los de la pipa) cada tercer día pero el domingo les tocaba y no vinieron [...] el presidente dijo que nos iba a poner luz y agua pero todavía no hemos podido pagar lo que nos resta de los terrenos, está difícil porque mi esposo gana poco en una granja?, dice Sandra Cardona Castañeda, mientras tiene a su hijo de dos años en los brazos.
El pequeño ?de profundos ojos verdes- tiene como panorama una casa hecha con palos de madera, cartón y un montón de baldes casi vacíos donde esperan ansiosos recibir el agua que lleva la pipa, la que aseguran les habían prometido llevarían a diario si fuese necesario.
?El alcalde nos dijo que como en tres meses nos iba a poner agua y luz pero la veo difícil, varias personas mejor se están yendo?, señala Sandra. Por su parte la señora María de Jesús asegura que es importante que el alcalde sepa que no se están cumpliendo sus órdenes, pues la pipa no siempre lleva agua y que hay mucha inseguridad. Asegura que hace poco un hombre asaltó a una señora bajo un árbol a plena luz del día y que además sujetó a su hija adolescente mientras amenazó con matarlas, lo que fue confirmado.
Amenazas, robos y temor
La señora Rosario Valenciana Macías acudió a las instalaciones de Seguridad Pública Municipal solicitando más vigilancia en la colonia Humberto Moreira pero asegura que le comentaron que no había suficientes unidades en la corporación para salvaguardar el lugar.
Rosario acudió alarmada debido a que hace poco sufrió un asalto mientras iba en compañía de su hija de 16 años de edad y su hijo de 13 bajo un árbol que está a unos metros del área donde se ubican los jacalitos donde viven y a plena luz del día.
Como ella misma explica, fue el domingo antepasado a las nueve y media de la mañana cuando su esposo le dio a guardar 200 pesos que a su vez le había dado su patrón. Rosario le comentó que iría a Matamoros a comprar algo de verdura para la comida.
En el camino le salió al paso una camioneta azul que no la dejó ir más allá y de la que descendió un hombre que describe como ?pelón? y de barba, quien sujetó a su hija adolescente pidiéndole que se callara o la mataría, luego le arrebató los 200 pesos que llevaba.
?En las noches se me va el sueño, tengo miedo porque nomás se oye que ladran los perros, la verdad yo también me quisiera ir de aquí porque estamos muy lejos de todo?, dice Rosario, quien asegura que la patrulla logró detener al responsable pero que no le hicieron nada pues era familiar de un funcionario.
?Si ellos saben cómo estamos aquí nos deben dar protección porque si aquí nos pasa algo o incluso nos pica un animal no tenemos a quién acudir ni en qué?, dice Rosalía Olivares Juárez, otra vecina de la Humberto Moreira.
