Hace algunos semanas, asistí a un evento de amigos para festejar los 35 años de graduados como bachilleres. El encuentro reservaba algunas sorpresas que quiero comentarles, por creerlas de interés.
Al mismo, fueron invitados distintos profesores de los ahora cincuentones; uno de ellos, el doctor Lorenzo González Kipper, secretario general de los lasallistas, quien dictó una conferencia motivadora, que terminó en una dinámica enriquecedora para los asistentes. Vivir con plenitud la tercera etapa de la vida fue el tema central; hizo dos preguntas: ?¿Qué temores tienes para el futuro?? y ?¿qué te da esperanzas para desear vivir ese futuro??
México es aún un país de jóvenes, pero nos estamos haciendo viejos y tendremos que enfrentar el fenómeno natural, dando respuestas adecuadas.
¿Ha reflexionado en el envejecimiento del pueblo mexicano? El mundo en sí se está haciendo viejo; las esperanzas de vida han aumentado, la mortalidad temprana ha descendido y algunos países enfrentan serios problemas con el alto índice de adultos mayores, como Japón, que debe resolver el reto económico y social; ellos viven la amenaza a su estabilidad económica, pocos trabajan y muchos reciben retribución de jubilados.
En Europa, los matrimonios jóvenes ya no les entusiasma tener hijos; quieren realizaciones personales y de pareja; ?tiempo completo? para sus planes, sin incluir la paternidad y rehusándose a invertir en cuidar críos. De paso, la población envejece y no se ven muchos niños aborígenes que los restituyan en las cadenas sociales y productivas.
En África, principalmente el centro del continente, el problema es diferente: nacen muchos niños y niñas, pero los índices de mortalidad son muy altos; la pobreza ofrece graves dificultades a los sobrevivientes a la primera infancia, con poca calidad en servicios básicos como educación, salud o habitación; los viejos también están aumentando en número, aunque en menor grado y muchos buscan emigrar. También tendrán que encontrar formas de atención para la tercera edad.
En los países ricos, los viejos cuentan con más alternativas para vivir dignamente; centros de atención geriátrica que han suplido a los tradicionales asilos, sistemas de atención a la ?tercera edad? con terapias ocupacionales y programas de cuidados de la salud; inclusive, reubicación en puestos directivos y de asesoría con jornadas de trabajo acordes a su edad. Sin embargo, aun esos viejos no alcanzan a cubrir sus necesidades, especialmente las emocionales.
El doctor González Kipper dijo: ?Están a tiempo, aun con años para analizar el futuro y preverlo?; la gran mayoría tiene varios lustros de productividad, pero irremediablemente llegará el momento del retiro, enfermedad o muerte.
Los grupos de discusión presentaron sus conclusiones, en general similares a la mayor parte de la población de esa generación y nivel socioeconómico. Se las comparto.
Entre los temores: la soledad ?los hijos crecieron y tomaron a cargo su vida?; perder el entendimiento con los descendientes; conflicto generacional que cada día nos hace más distantes; incapacidad de adaptación al mundo moderno; y pocas oportunidades de realización y entretenimiento. Temen perder la batalla en las luchas de radicales, conflictos entre feministas, misóginos, metrosexuales intolerantes y ateos; incertidumbre, incluida la económica; y no lograr ?reencontrarse con la pareja?
Los ?cincuentones? hemos sacrificado tiempo de compartir con la familia, por buscar recursos materiales para atenderla: ?Tuvo costo y habremos de pagarlo? ?dijeron?; ?Muchos no tenemos la vejez asegurada con la dignidad de quien fue trabajador durante 40 años o más??.
Cuando comentaron sobre las esperanzas, declararon: ?Habrá que prepararse para la senectud con soledad, enfermedad y variable economía personal; todos desean aprender a vivir nuevamente solos o con la pareja, encontrando nuevas formas de productividad social y distracción; agradecer a Dios el amanecer de cada día, sanos o enfermos, ricos o pobres; aprovechar el tiempo para el bien propio y de los demás, aprender cosas nuevas; hallar la paz y tratar de dar respuesta a todas las preguntas dejadas para ?después??.
Hubo una especial contribución de un participante, quien narró su experiencia depresiva, incluso lo llevó al intento de suicidio. Pasada esa difícil etapa: ?Aprendí a no temerle a nada, a no esperar nada de nadie?; ?No esperes que te den, da lo que tú puedas y acepta de otros lo que venga? ?recomendó?; otro resumió poéticamente: ?Soñar, de verdad, cómo aprender a disfrutar en común?.
Le comparto la experiencia por ser útil a viejos y jóvenes: a los primeros les da motivación para ?armar su tercera edad?; a los adultos tempranos, entender la necesidad de crear un mundo más justo y solidario, al que llegarán ellos mismos; todos: reconocer la deuda pendiente, con los ahora ancianos; ofrecerles mejores alternativas de vida, con productividad, dignidad y alegría. Recuerde: el 28 de agosto los festejamos.
ydarwich@ual.mx