En los pasados meses se ha configurado una situación en el sector financiero, que desafortunadamente no es desconocida porqué nos remite a poco más de una década y por eso merece unos breves comentarios. Se trata del crecimiento del nivel de endeudamiento de la gente, que ha resultado en el incremento de la cartera vencida bancaria, por ahora.
Y es que en los últimos años las instituciones bancarias y otras que también realizan funciones crediticias, como las tiendas departamentales, han enfocado su expansión hacia el financiamiento al consumo debido a que en estos segmentos de negocios es donde obtienen mayores ingresos por intereses y comisiones. A ello hay que agregar otras fuentes de endeudamiento disponibles para la gente.
Para tener una idea de este asunto hay que mencionar que en el primer cuatrimestre del año la cartera vencida en los segmentos de consumo y de tarjeta de crédito se disparó a 82.4 y 92.6 por ciento respectivamente, con relación al mismo periodo de 2005.
Frente a estos notables ritmos, para el mes de abril reiteramos, la Asociación de Banqueros de México (ABM), dice que no hay que alarmarse ya que la morosidad se encuentra en niveles controlables de 3.4 y 4.2 por ciento por cada rubro mencionado. Un nivel peligroso, precisa el organismo, sería de un 6 por ciento o superior, por lo que no se vislumbra una preocupación para el mediano plazo, descartándose una crisis como la de 1995. Además, dicen, no es preocupante que la morosidad aumente porqué el crédito también está creciendo
Pero aún más, la ABM enfatiza que aun cuando todos los deudores de la banca dejaran de pagar sus créditos, el sistema financiero tiene suficientes niveles de reservas y capitalización para hacer frente a dicha contingencia.
Cabe recordar que apenas dos meses antes, la ABM había señalado que la cartera vencida podría duplicarse a lo largo de todo el año, cuando el índice de morosidad andaba por el 1.9 por ciento. Vemos pues que la magnitud de este indicador, que el organismo de los banqueros preveía para todo el año, fue rebasado dos meses después.
Así pues, toda esta seguridad de la que hacen ostentación los banqueros no parece convencer a las autoridades de la CNBV, quienes han advertido que por ahí hay unos focos amarillos que andan centelleando.
Por lo demás, hay que hacer notar, como si hiciera falta, que tenemos una banca que presta más al consumo porque es más rentable ya que cobra intereses muy altos, mientras que el financiamiento para las actividades productivas es mucho menor. Está muy claro que esto crea una seria distorsión en la función que se supone debe jugar la banca en una economía que aspire a ser productiva, cuestión de mercado seguramente.
En relación al comentario precedente, es pertinente agregar que es irónico como algunos analistas destacan el gran beneficio, las enormes ventajas, de la estabilización, que ha permitido bajar la inflación (que actualmente ronda el cuatro por ciento) y, como resultado, la tasa de interés de referencia, que anda por el 7 por ciento, en tanto que las tasas de interés que se cobran en las tarjetas de crédito fluctúan entre el ¡30 y 47 por ciento!
Además, se supone que los bancos están operando dentro de un riesgo acotado, por lo que no se explica el altísimo nivel que mantienen en las tasas de interés. Todavía más, los préstamos sobre nomina, que tienen un riesgo de incumplimiento mínimo, también tienen una tasa de interés muy alta. Si el riesgo de incumplimiento de los deudores es muy bajo, ¿luego entonces porqué esos niveles exorbitantes de interés? Es una pregunta razonable, ¿no cree usted?
En medio de todas estas ironías de la estabilización financiera, recientes estudios actuariales destacan que más del 50 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) en México (aproximadamente 43 millones de personas) está endeudada, y de esa proporción alrededor del 35 por ciento tiene un pasivo fuera de control.
Esta situación se debe a que no sólo se tiene acceso a tarjetas de crédito cuyo límite de gasto es mayor al ingreso que percibe la gente, sino a que ésta toma las diversas líneas de financiamiento que les dan las tiendas comerciales y departamentales, al tiempo que pueden contratar un préstamo para auto y/o vivienda.
En otras palabras, los créditos aumentan porque el otorgante de éste no analiza si el titular puede asumir el riesgo de gastar más. Algo que a nivel cotidiano cualquier persona puede constatar por el enorme despliegue que están haciendo los bancos para colocar plásticos con mínimos requisitos. ¿Qué opinará la AMB al respecto?
Mientras todo esto sucede, el IPAB dice que de plano no tiene dinero para cubrir posibles quebrantos de alguna institución bancaria. Todavía no se aclara lo de la negra historia reciente y?bueno habrá que estar pendientes. Hay tareas.
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