Dallas, (Notimex).- Christopher Ochoa, un hispano de El Paso, Texas, que pasó 12 años en prisión acusado de un homicidio que no cometió, se graduó de la Escuela de Leyes de la Universidad de Wisconsin, informó la casa de estudios en un comunicado.
Ochoa, de 39 años, se graduó de la misma escuela de leyes que en 2001 le ayudó a demostrar su inocencia y a liberarlo de la cárcel, 12 años después de haber sido sentenciado a cadena perpetua.
Hace cinco años, estudiantes del Proyecto de Inocencia de la Escuela de Leyes de la Universidad de Wisconsin comenzaron a trabajar en el caso de Ochoa, luego que éste les enviara una carta desde la prisión informándoles que creía que pruebas de ADN ayudarían a demostrar su inocencia.
Maestros y estudiantes de la escuela de leyes evaluaron los exámenes de evidencias dejadas en la escena del crimen y confirmaron que el ADN de varias muestras exoneraban a Ochoa.
"El pasar años en la cárcel por un crimen que no se cometió es una experiencia que daña. El que Chris hubiera podido salir de prisión, terminar su licenciatura habla mucho de su carácter", dijo Keith Findley, co director del Proyecto de Inocencia.
"Somos muy afortunados de haber tenido a Chris primero como cliente, luego como estudiante y ahora como un compañero en la profesión", indicó.
En 1988, Ochoa, quien entonces tenía 22 años, confesó obligado por detectives de la Policía de Austin, el haber dado muerte a Nancy DePriest y prometió testificar en contra de su compañero Richard Danziger, quien fue declarado culpable de haber violado a la mujer.
Ochoa argumentó luego de ser sentenciado, que confesó e inculpó a su compañero al ser forzado por los detectives, quienes le advirtieron que si no colaboraba sería sentenciado seguramente a la pena de muerte.
Ochoa temió ser ejecutado y tuvo la esperanza de que si cooperaba le sería impuesta una sentencia mas corta.
Cuando fue acusado del crimen, Ochoa carecía de antecendentes criminales y era un joven atleta dedicado a sus estudios y a su sueño de convertirse en beisbolista profesional.
En 1996, Achim Joseph Marino, un reo que purga tres sentencias de cadena perpetua por diversos delitos, experimentó una conversión religiosa y confesó haber violado y dado muerte a DePriest.
Marino notificó en varias cartas a la policía el haber cometido el crimen y proveyó a las autoridades la pistola con que le disparó a la mujer y de las esposas que utilizó para sujetarla.
La policía de Austin reabrió el caso en 1998 e interrogó a Ochoa sobre los hechos, pero éste sorprendentemente se volvió a incriminar al mantener la versión inicial.
Ochoa explicó que en 1998 aún temía a la policía y dudaba de las intenciones de los agentes. Sin embargo, al saber de la confesión de Marino, comenzó a albergar la esperanza de que algo estuviera cambiando en relación a su caso.
Contactó entonces al abogado John Pray encargado del Proyecto de Inocencia en la Escuela de Leyes de Wisconsin. Pray y tres estudiantes de leyes evaluaron las evidencias y confirmaron que el ADN de varias muestras exoneraba a Ochoa y a Danziger.
Danziger fue también dejado en libertad, pero ahora padece daño cerebral debido a una golpiza que le fue propinada por un interno cuando se encontraba en la cárcel.
Tras obtener su libertad, Ochoa se inscribió en la escuela de leyes en 2003 y un año después comenzó a trabajar como estudiante en el Proyecto de Inocencia, el mismo al que él había recurrido desde su celda para que se le brindara ayuda.
La ciudad de Austin indemnizó a Ochoa con 5.3 millones de dólares por las ilegalidades cometidas en su contra por los agentes de esa ciudad y el tiempo que fue obligado a pasar en la cárcel.