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Yanquis no aguanta otro revés de Torre

AGENCIAS

Nueva York, NY.- Dentro de poco tiempo, Joe Torre se verá a sí mismo en el medio de un camerino en el estadio Legends Field en Tampa, Florida, en la apertura de los campos de entrenamiento primaveral con el tipo de discurso que lo ha caracterizado durante su estancia de 12 años como manager de los Yanquis.

Las palabras serán profesionales y tranquilizadoras, sin trucos o emociones ridículas. Los jugadores lo escucharán atentamente; siempre lo hacen. Los Yanquis saben que Torre ha completado un milagro moderno, llevando a la franquicia de la era del Zoológico del Bronx a su presente versión catalogados como el ?Microsoft? del beisbol.

La transición ha sido suave, ha pasado un largo periodo desde que los predecesores de Torre crearon su propia marca de controversia ?desde las borracheras de Billy Martin, a las descargas de furia de Lou Piniella, a las boconerías de Dallas Green.

Desde ese entonces, una generación entera de fanáticos de los Yanquis han crecido con Torre; pareciera que ha estado siempre en el Bronx. La pregunta es, ¿cuánto más quiere ser manager Torre? Su actual contrato de tres años expira luego de la temporada 2007, y nadie en la organización está hablando de una extensión.

Nada ha cambiado para Torre en los últimos dos meses; Cashman todavía lo apoya, y Steinbrenner, quien ha estado largamente callado en esta temporada muerta, no ha dado indicación alguna de que Torre comenzará la temporada 2007 con un ancla sobre su cabeza. Pero el club ha hecho algunas movidas sutiles. Don Mattingly fue promovido de instructor de bateo a coach de la banca, mientras Joe Girardi, ganador del premio de Manager del Año en la Liga Nacional luego de haber sido despedido por los Marlines.

, estará ahora en la cabina de transmisión de TV de los Yanquis.

En adición, aun cuando los Yanquis despidieron a Mazzilli, su coach de la banca en la pasada temporada, se quedaron con tres ex managers, Joe Kerrigan (coach de bullpen), Larry Bowa (coach de tercera base) y Tony Peña (coach de primera base). Ese inusual roster abre toda clase de escenarios mientras Torre comienza una nueva, y quizá, su última temporada en el uniforme a rayas.

¿Estará Torre preparando a Mattingly, casi un héroe de culto en Nueva York, para que lo reemplace en 2007?

¿Será suficiente la habilidad de Girardi para enseñar y motivar a jugadores jóvenes, probada con los Marlines en la temporada pasada, para que sea considerado como un posible candidato en la era post-Torre, o estará buscando Torre, de 66 años, un nuevo contrato cuando expire el actual?

Nadie en la organización parece saber qué va a pasar; todos estaban muy ocupados tratando de firmar al agente libre Andy Pettitte, o en la búsqueda de un buen primera base defensivo para que Jason Giambi se pueda convertir en una bateador designado a tiempo completo. Aun Cashman, el defensor más grande de Torre, dice, ?no tengo la menor idea de lo que Joe quiera hacer luego de su contrato. Todo lo que sé es que quiere dirigir el próximo año?.

Sin embargo, otros piensan que Torre quiere conservar su trabajo. ?Es difícil para mí creer que Joe quiera irse?, dijo el manager de los Mets, Willie Randolph, quien fue parte del cuerpo de coaches de Torre por siete años. ?Cada vez que he hablado con él recientemente, tengo la impresión que todavía lo disfruta. Si los Yanquis tienen un buen año, estoy seguro que va a tratar de regresar?.

Hay obvios incentivos financieros para que Torre quiera regresar; se está ganando cerca de siete millones de dólares anuales. Pero Torre también sabe que su status de celebridad ayuda a generar interés y donaciones a su Fundación Safe At Home, que ayuda a combatir la violencia doméstica. ?Joe sabe que puede impactar y ayudar a mucha gente fuera del terreno siendo manager de los Yanquis?, dijo Randolph. ?Eso significa mucho para él?.

De todas maneras, el destino de Torre depende de cómo los Yanquis se comporten en el terreno. A pesar que los Bombarderos han llegado a la postemporada en cada año desde que Torre reemplazó a Buck Showalter, han pasado ya seis años desde su último campeonato de Serie Mundial.

La sequía ha tenido menos que ver con los fallos de los Yankees que con la manera en que los oponentes están montados ahora. Los gerentes generales están más conscientes de las estadísticas, adquiriendo más jugadores con mejores porcentajes de embase. Y en particular los lanzadores jóvenes, tienen más valor que nunca antes. Como se evidenció con los Cardenales de 2006, los equipos desfavorecidos son más peligrosos que lo que eran durante la parte alta de la era dorada más reciente de los Yanquis.

Sin embargo, algunas cosas nunca cambian: Steinbrenner, aún con su precaria salud, sigue siendo impaciente, y probablemente no tolerará otra temporada sin un título de Serie Mundial. Eso, a menos que Torre lance un ataque preventivo y se mueva. Este fue el segundo octubre consecutivo en el que fue forzado a retorcerse, y una persona cercana a él dijo: ?Quizás Joe ya está cansado de tanta irregularidad?.

Hasta que Torre (o Steinbrenner) decidan, la seguridad de empleo del manager será un problema. Si Torre dirá hola o adiós en octubre próximo es algo que está por verse.

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