Viven fiesta mexicana en Hannover, Alemania.
No importa que un "gallo" se escape de la garganta cuando el sentimiento aflora al escuchar música de mariachi, y menos que los compatriotas "simulen" otros pequeños, pues las sonrisas se contagian y los "échele!" se multiplican.
HANNOVER, ALEMANIA
NOTIMEX
Una oleada verde, blanco y rojo ha empezado a invadir las calles de esta ciudad, para hacer sentir la fuerza mexicana en la segunda sede del "Tri" dentro de la fiesta futbolística que reúne a aficionados de todo el mundo.
Apenas salidos de la estación Hauptbahnhof del tren, muchos procedentes de Goettingen, centro de concentración de la selección mexicana, por la calle principal que conduce a la catedral empiezan a buscar letreros para saber a dónde ir o qué hacer, dónde comer.
La piel se pone de gallina a los aficionados mexicanos cuando escuchan las notas de guitarras, violines, trompetas y una voz que deja escapar entre otras frases "...Qué lejos estoy del suelo donde he nacido...". Ubicado junto a un almacén, el Mariachi de los Ángeles, procedente de Puebla, emocionó a más de uno cuando cantó "¿De qué manera te olvido?", "El Rey" y el ya tradicional "Cielito lindo".
Una que otra lágrima rodó por las mejillas, mientras otras personas mostraban su emoción con un "Ajúa!" y "!Viva México!", que provocaba sonrisas entre el público germano que curioso veía las muestras de patriotismo y nacionalismo de los visitantes, quienes también disparaban sus cámaras.
La voz principal del conjunto mexicano pedía cantar con fuerza a quienes se arremolinaban en el lugar: "!Primero las mujeres, después los hombres y en tercer lugar los puñales!".
El mariachi alternaba el sonido de sus instrumentos con algunas coreografías y al terminar el espectáculo buscaron promocionarse con la venta de un disco compacto.
En la parte posterior se colocó un puesto de conocida marca cervecera mexicana, que ofrecía diversos artículos promocionales y su producto en tres euros (3.8 dólares/43 pesos mexicanos) por unidad "pero si nos devuelves la botella te damos 50 centavos (de euro) del importe".
De pronto, un tambor retumbó en el lugar y enseguida vino el grito para acompañar las percusiones: "!Yo sí le voy, le voy a los verdes!" y un grupo de aproximadamente treinta individuos comenzó su marcha por la calle con la misión de que más compatriotas se unieran a su paso.
