EL UNIVERSAL-AEE
MÉXICO, DF.- La palabra maternidad encierra un sinfín de significados, pero sin duda, lo más bonito es el poder disfrutar de ese proceso desde el interior de una forma real y auténtica y sin ninguna presión o compromiso con la sociedad de ponerle buena cara a todo, cuando en realidad la futura mamá no se siente verdaderamente bien consigo misma con y sus sentimientos.
En la maternidad, al igual que en los periodos menstruales o menopausia, todas las mujeres sufren un sube y baja de cambios hormonales que en ocasiones pueden desquiciarlas terriblemente y hacerlas sufrir mucho.
Por ello, es aconsejable practicar algún tipo de meditación o disciplina que mantenga en forma su cuerpo, mente y espíritu, y de esta manera pueda disfrutar al cien por ciento cada momento y cada cambio durante su embarazo. Una excelente opción es el yoga prenatal. Practicar esta disciplina oriental te dará mayor flexibilidad corporal, te hará sentir más tranquila, serena, confiada y feliz, y sobretodo con un contacto más claro y palpable con tu bebé.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Hoy en día existen varias alternativas para realizar esta clase de prácticas, una excelente opción es el Centro Jiva.
Primero se realizan ejercicios respiratorios para relajarte y comenzar el fortalecimiento del vínculo madre e hijo.
Posteriormente, calentamientos muy suaves para lubricar las articulaciones e inmediatamente después se realizan las asanas o posturas especiales para el cuerpo de las embarazadas, promoviendo el estiramiento de las extremidades y la espalda. Dichas posturas están sujetas a cada etapa gestacional, y así exista o no, experiencia anterior en hata yoga.
Momentos antes de finalizar la clase se realizan ejercicios de prana yama; ejercicios respiratorios con los que se aprende a controlar la energía vital, relajarse y prepararse para el momento del parto.
Finalmente se descansa escogiendo cualquiera de la gran variedad de posturas. La duración de la clase es de hora y media.
LOS BENEFICIOS
El jiva favorece la flexibilidad, mejora el flujo sanguíneo, incrementa tu oxigenación en general y en partes específicas como pelvis, útero y vagina; previene molestias por mala postura, alarga y fortalece los músculos incluyendo los de la base pélvica que son muy importantes, ayuda al equilibrio y producción hormonal, da estabilidad emocional, armonía, autoconocimiento y autoobservación, todos muy útiles para el momento del parto debido a que te dará seguridad y confianza, su práctica te ayudará a una dilatación más rápida y a que los movimientos del bebé sean más precisos.
El yoga te ofrecerá una preparación física y psicológica que serán una gran herramienta para superar cualquier malestar propio del embarazo y para conectarte de una forma más profunda y sutil con tu bebé.
Recuerda que el bebé se alimenta de tu mente, corazón y espíritu, quiérelo y ofrécele lo mejor disfrutando de esta etapa. Ríe, canta, baila, deléitate de la naturaleza y de ser posible practica ¡yoga!, te lo agradecerá siempre.
Puedes comenzar a partir de la semana 16 y después de haber consultado a tu ginecólogo obstetra, para que él determine si debes o no tomar el curso. Más información en www.jiva.com.mx.