BANDERAZO DE SALIDA.- (Recuerdos de Portugal): Lisboa tiene un olor peculiar: como que en su sus calles y sus gentes se untaran de aceite y de sardinas. Cuesta trabajo acostumbrarse, pero una vez que se ha logrado, hasta gusta… En las cantinas (para damas, caballeros y niños) se apiñan todo tipo de mariscos en grandes charolas. El vino verde es lo típico. Se parece al blanco, pero sus efectos son más agudos… Lo más natural, en las noches, acudir a todas las casas de Fados donde las meseras hasta las estrellas compiten en voz… Pero por sobre ellas, el recuerdo y la voz de Amalia Rodríguez, llamada “La Reina del Fado” se mantienen inolvidables. Cuando Amalia se casó y anunció que se retiraba, Portugal se puso de luto. Amalia volvió a cantar, pero poco después, sin embargo, sí se retiró en forma definitiva.
CURVA PELIGROSA.- “El Gallo de Oro” es, en Lisboa, el centro nocturno más elegante. Los menores de 21 años no pueden ingresar a él, ni a ningún otro… Abundan aquí, más que en ninguna otra parte, desveladeros marinos… En una semana, el viajero puede fácilmente acabar un par de zapatos con sólo ir y venir por las empinadas calles… La Plaza de Camoens compite con la de San Marcos (En Venecia), por la cantidad de palomas… No hay nada como las camisas lusitanas y los camiseros portugueses están considerados los mejores del mundo. Los encajes de madera aquí se cotizan a precios irrisorios… Más de treinta cines de primera exhiben de preferencia películas de los Estados Unidos, Francia y Alemania. Y antes de que la función comience, una foto fija anuncia la clasificación de la película. Si se sorprende a un menor dentro del cine, en una película sólo para adultos, se multa a la empresa y al infractor.
RECTA FINAL.- El Metro, que atraviesa Lisboa a lo largo, es uno de los más limpios de Europa… Basta salirse unos kilómetros de la capital, para sentirse en otro mundo… Abundan los pueblos pequeños, con placitas donde siempre hay gente de edad tomando el sol. Parece que nadie tiene de que hablar… Imposible descubrir muchachas de ningún tipo en las horas diurnas, pero cuando hay alguna fiesta, parecen surgir de quién sabe dónde… Pocas mujeres ganan a la portuguesa en picardía, alegría y señorío… Sorprende encontrar muchachas altísimas de cuerpos hermosos, cabello negro y largo, tez aceitunada y ojos verdes. No hay otro tipo igual… Y los hombres, de ciudad o de campo, siempre visten bien. Casi nunca se encuentran a uno sin zapatos ni corbata… Por aquí se dejan caer con frecuencia los petroleros ricos del Medio Oriente, de Europa y África. Organizan fiestas soberbias y mantienen trenes de vida lujosísimos en sus palacetes y residencias… La vida aquí es cara y cualquiera puede disfrutar de dos o tres mujeres para el servicio de la casa, preparar las comidas o como simple acompañantes personales.
META.- Para perder dinero no hay nada como el Casino de Estoril, a media hora de Lisboa. Cuenta con deliciosas playas de aguas templadas, y más adelante se encuentran Cascais, con sus famosas casetas de baño con rayas multicolores… Hay que buscar algunos sitios apartados (aunque no hay muchos), para encontrar reuniones de muchachas procedentes de toda Europa que se bañan con sólo un triangulito de tela como traje de baño. Y sus acompañantes masculinos compiten en la brevedad del atuendo.
