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A Cien por Hora...

Ricardo Rubín

BANDERAZO DE SALIDA.- Una tarde me encontraba sentado en un cafetín de Lyon, importante ciudad gastronómica de Francia, cuando tres meseros, jubilosamente, colgaron un pizarrón para que todos los transeúntes lo leyeran. Decía: “El Beaujolais nuevo ha llegado”... Le pregunté a uno de ellos qué significaba aquello, y asombrado por mi ignorancia, me dijo que el Beaujolais era el mejor y más generoso vino francés, y que el anuncio celebraba que la nueva cosecha de dicho vino ya estaba a la venta. Y para mi mayor sorpresa, comenzaron a llegar al cafetín clientes presurosos que pedían una copa del vino que se anunciaba.

CURVA PELIGROSA.- Este vino se cosecha en grandes barricas, y desde el tercer jueves de noviembre alegra el corazón de millones de bebedores de Francia, Nueva York, Tokio y muchos otros países del mundo. El vino, de nombre muy francés fue, hasta los años 50, consumido en tabernas baratas de Lyon, y el preferido de carretilleros y cargadores del mercado. Y el Beaujolais se vendía tan poco, que muchas veces fermentaba mientras era transportado en carretas, y había que tirarlo por su mal sabor.

RECTA FINAL.- Pero en los años 60, los bodegueros de Borgoña se interesaron en mejorar ese vino. Hicieron una selección de uvas y cambiaron su sistema de fermentación, y el Beaujolais renació como un vino amable, sin pretensiones pero excelente al paladar. Por cuento a su nombre, se debe a la región de Beaujolais, poco conocida, donde se dan las mejores cosechas de uva gamay negra de zumo blanco, de las que se extrae el vino, fermentado y destilado en grandes barricas de madera. Probé el vino que no conocía, y me gustó su suavidad y su nobleza. Es un vino sin pedigree ni pretensiones, que combina bien con carnes, mariscos y pescados.

META.- Me dijeron que la región donde se produce es un vergel, con bosques verdes, hermosos castillos medievales y residencia palaciegas. Al parecer, los dueños de esas tierras no sabían la riqueza que tenían en sus viñedos, y muchos estaban arrepentidos de cosechar esa uva negra que nadie quería. Hoy el Beaujolais es tan famoso y tiene tanta demanda, que es el único vino de Francia cuya producción se vende antes de cosecharse la uva. Se consume bien nacionalmente, pero se exporta una gran cantidad del mismo, y los vinateros de esa región se han vuelto ricos en poco tiempo.

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