¿Qué es el cérvix?
El cérvix es la parte baja de la matriz o útero y normalmente, se le conoce como ‘cuello del útero’. Podemos decir que es la boca de entrada a la cavidad del útero.
Su papel es importante en el mantenimiento de un embarazo normal. En las mujeres no embarazadas, el cérvix no tiene una función caracterizada, aunque puede ser también importante para el disfrute sexual en algunas mujeres.
¿Qué es el cáncer cervical?
El cáncer cervical es uno de los cánceres femeninos más frecuentes.
La Organización Mundial de la Salud recomienda que todas las mujeres en edad fértil pasen controles ginecológicos al menos una vez cada dos años, con el fin de prevenir ésta y otras enfermedades ginecológicas. Por ello, la mayoría de las mujeres occidentales se someten periódicamente a una prueba de toma de muestra cervical, conocida más comúnmente como citología, o también llamada prueba de Papanicolau, y que sirve para detectar cambios celulares que preceden al cáncer. Es importante saber que esta prueba puede informar sobre lesiones del cuello del útero, que sin ser cáncer pueden con el tiempo conducir a él, de ahí que sea tan valiosa para la prevención y el diagnóstico precoz de esta enfermedad en mujeres aún sanas.
Esas lesiones cervicales suelen ser cambios celulares tempranos que tardan años en convertirse en cáncer y, en algunos casos, pueden desaparecer por sí solos. La mayoría de los resultados anormales de las pruebas cervicales no se corresponden con un diagnóstico evidente de cáncer, pero sí avisan de la clara posibilidad de que el tejido pueda degenerar hasta ese punto en años venideros. Uno de estos posibles cambios precancerosos es el que recibe el nombre de CIN (Neoplasia Cervical Intraepitelial). Si el CIN se deja evolucionar sin tratamiento, desemboca casi siempre en cáncer de cérvix.
Los dos tipos de cáncer cervical más frecuentes son el cáncer de células escamosas (también llamado epidermoide) y el adenocarcinoma. El más frecuente es el primero, el epidermoide.
¿Qué causa el cáncer cervical?
No existe una única causa definida en la mayoría de los casos. En la mayoría, se encuentra el antecedente previo de infección viral del cérvix, que suele producirse por los virus del papiloma humano o el herpes simple genital, llamado también Herpes tipo II (no confundir con el herpes labial, llamado también Herpes simple tipo I). En la mayoría de las ocasiones, estas infecciones son inadvertidas por la mujer y se adquieren en época joven, por lo general debido a la actividad sexual normal. Por ello, está demostrado claramente que el cáncer de cuello uterino es más frecuente en mujeres con mayor número de relaciones sexuales, o con un inicio de estas relaciones en edades más precoces. El hábito de fumar parece aumentar también el riesgo de desarrollar el cáncer cervical.
El cáncer cervical puede afectar a todos los grupos de edades, presentándose generalmente a partir de los 30 años en fases iniciales.
Una de las formas que tiene la mujer de reducir el riesgo de desarrollar el cáncer cervical es someterse a pruebas de toma de muestras cervicales de forma regular. Generalmente, una vez que se ha iniciado la actividad sexual es muy conveniente que todas las mujeres se sometan a una adecuada revisión ginecológica cada 1-3 años, variando el intervalo de tiempo dependiendo de su edad, factores de riesgo, etc.
¿Cómo se diagnostica el cáncer cervical?
El diagnóstico de seguridad se lleva a cabo a través de una biopsia del cérvix. Normalmente, se realiza después de una exploración y un examen interno del fondo vaginal llamado colposcopia. Con la biopsia se intenta tomar una muestra con la que se realiza un estudio del tejido enfermo con el microscopio.