CANATLÁN, DGO.- Por agresivos con sus familias y alterar el orden público, a petición de sus familiares y amigos fueron encarcelados cuatro sujetos adictos al alcohol y marcado complejo de inferioridad.
La familia de Félix Parada Muñoz, de 36 años de edad, vecino del poblado El Progreso, solicitó la intervención de los uniformados, pues cada vez que se embriaga esta persona le surge la valentía y le da por golpear a su esposa e hijos.
Resulta intolerable tener a un enfermo de alcoholismo y no tienen más remedio que pedir la fuerza pública para proteger a la familia.
Félix Santillán Zepeda, de 26 años de edad, originario de la comunidad indígena San Bernardino de Milpillas Chico, municipio de Pueblo Nuevo, le gusta gastarse el dinero que obtiene de la pizca de la manzana en bebidas embriagantes, sólo que pierde el control.
Ayer sus compañeros de labores no lo aguantaron más y solicitaron a la Policía su rápida intervención, con el propósito de apaciguarlo antes de que ocurra una desgracia, hoy con la cruda realidad podrá recapacitar, además de pagar una multa administrativa.
Jesús Hernández Martínez, de 60 años de edad, con domicilio en calle Ayuntamiento de la cabecera municipal, aparece en la lista de los beodos rijosos, también a petición de la familia fue internado en los separos de barandilla, donde pasó una noche bajo 30 grados centígrados de temperatura y una fresca madrugada de 15 grados.
Víctor Ochoa Quiñones, de 18 años, vecino de Los Charcos, municipio de San Juan del Río, vino a Canatlán a trabajar en la cosecha de manzana, pero ayer se le pasaron las copas y a petición de sus amigos fue a parar a la cárcel.
Ayer la Juez Administrativa se presentó a calificar los detenidos e imponerles una sanción económica, con la advertencia de ser puestos a disposición del agente del Ministerio Público si reinciden en agravio de la familia y el orden público.
Al respecto el comandante de guardia José Ramón Gámiz Gurrola, comentó que es el “pan de cada día” las detenciones a petición de la familia contra los maridos golpeadores y borrachos, es un problema que impera en el municipio.
Muchas veces con el alcohol las personas sacan su complejo de inferioridad, transformándose en agresivos y ampulosos.
La Policía acude a las llamadas de auxilio en su misión de prevenir el delito, para lo cual, cuenta con cinco patrullas y el equipo necesario, además de laborar 54 uniformados en dos turnos.
