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A la ciudadanía| Desafíos y conservación de nuestros paisajes naturales

Manuel Valencia Castro

En la Comarca Lagunera se han dado pasos importantes en la conservación de sus ecosistemas naturales, lo demuestran las declaratorias otorgadas tanto por el Estado de Durango como por el Municipio de Torreón, Coahuila. En el primer caso se declaró Parque Estatal al Cañón de Fernández en el Municipio de Lerdo, iniciando con este importante suceso la conservación y protección de una importante zona que incluye a uno de los pocos tramos del Río Nazas que aún conserva sus valores naturales. En el caso de Torreón se declaró Reserva Ecológica a una vasta zona conocida como Sierra y Cañón de Jimulco.

En estas dos áreas naturales protegidas, el común denominador es sin duda la gran belleza de sus paisajes. No es casual que se trate de dos áreas surcadas por los dos ríos que dan vida a nuestra Comarca: el Aguanaval en Jimulco y el Nazas en el Cañón de Fernández. En ambos ríos, en sus riberas, se desarrolla una delgadísima y bella línea verde. Se trata del bosque de galería de ahuehuetes, sauces, álamos y fresnos.

La delgadez de esta línea permite la unión de dos ecosistemas por demás contrastantes el acuático formado por la corriente de los ríos y el matorral más desértico representado por el mezquite y la gobernadora. En algunos sitios del Cañón del Realito en Jimulco y del Cañón de Fernández se puede tocar con una mano un árbol del bosque que no podría vivir alejado de la corriente y con la otra un cactus del matorral desértico que puede vivir prácticamente sin agua.

No obstante, el paisaje más abundante es el matorral desértico. En algunos sitios como las laderas de los cerros aparecen plantas espinosas que tienen las hojas en forma de roseta. Al caminar o ascender por las laderas pronto hacen su aparición las puntiagudas espinas de la lechuguilla y de la guapilla y en los inclinados relices desafiando la gravedad se puede admirar a la reina de los agaves la noa. Otras plantas como la candelilla, guayule y mariola aparecen para darle la forma típica del matorral. En ocasiones aparece un parche de palmas Yucca de más de dos metros de altura y escondidos bajo las piedras o a ras del suelo se encuentra una gran diversidad de cactos.

El matorral de hojas pequeñas está dominado por la popular gobernadora, la cual cohabita con huizaches, con los casi inmortales ocotillos y con las olorosas plantas de hojasen y orégano. Cuando llueve, se mezclan los aromas producidos por las resinas de estas especies, con las del bosque de galería produciendo un ambiente perfumado casi indescriptible. Coronando estos paisajes se encuentra por un lado los impresionantes picos y relices de la Sierra del Rosario en el Cañón de Fernández y la majestuosidad del Picacho y los Picachitos en la Sierra de Jimulco.

Todos estos paisajes y la gran biodiversidad que se encuentra contenida en ellos, no sólo hacen más placentera nuestra vista, también hacen posible nuestra vida. Nos aportan bienes como los alimentos que se producen en sus fértiles suelos y servicios como el oxígeno que respiramos o el agua que bebemos. Que por cierto, es filtrada por los bosques y vegetación de galería, quitándole metales pesados como el arsénico, plomo o cadmio o excesos de nitrógeno y fósforo. También a propósito del calentamiento global, capturan y/o inmovilizan el carbono del principal gas de invernadero el bióxido de carbono.

La conservación del Cañón de Fernández y de la Sierra y Cañón de Jimulco representan sin duda el reconocimiento de su importancia biológica. No obstante, esto es sólo el principio, la continuidad y cumplimiento del modelo de gestión que se pretende sea el vínculo virtuoso entre quienes pueblan estos lugares y el aprovechamiento de los recursos, depende y dependerá de la participación y apoyo consciente y desinteresado de las instituciones y/o dependencias públicas involucradas, pero sobre todo de la sociedad lagunera que deberá continuar enfrentando los desafíos presentes y futuros con la misma aplicación y fortaleza empleadas en la consecución de las dos áreas protegidas. A corto plazo se requiere la conjunción de dos factores clave: el financiamiento apropiado y la operación del Plan de Manejo de ambas áreas.

Sólo entonces se estará ejecutando el acto de la conservación y unido a esto se tendrá la oportunidad de aprovechar los recursos naturales de las zonas de amortiguamiento con un enfoque de sustentabilidad.

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